Uno reconoce que le gusta que, cuando hay equivocación, esta se corrija. Y es lo que ha hecho la Unión Europea, a quien la Consellería do Mar agradece su voluntad para simplificar el reglamento de medidas técnicas, en cuya redacción final -allá para septiembre- la misma Consellería, a través del eurodiputado Manuel Mato, ha tenido una discreta pero muy efectiva participación. Hay que reconocerlo y al arriba firmante no le duelen prendas el hacerlo.

Este reglamento (de la Política Pesquera Común o PPC) tiene como objetivo -entre otros- dejar por la popa la exhaustiva gestión de Bruselas y plantear de un modo más sencillo y coherente la regulación de la UE para que el sector comprenda la misma y pueda aplicarla adecuadamente.

Y es que nunca ha sido fácil para el sector pesquero no solo entender los reglamentos, sino aplicar los mismos desde la convicción de su adecuación.

Como el propio eurodiputado Mato señaló recientemente en Santiago, son 33 reglamentos y cada uno de ellos con sus normas específicas que, en muchos casos, enmarañan los planteamientos. Ahora viene la síntesis en una normativa que se debe desbrozar en aspectos como el laboral, el económico, el de seguridad, etc., pendientes de renovación desde el año 2004. Esta simplificación que se busca pasa necesariamente por la flexibilización de las medidas técnicas sin que esto signifique, como el propio Mato explicó, "reinventar las normas". Se trata, añadió, de que la adaptación a la realidad local "tenga en cuenta más seriamente la opinión de los pescadores que, en el fondo, serán quienes se vean directamente afectados por las nuevas medidas técnicas".

Tan sencillo como reconocer que la UE no puede legislar, no debe dictaminar a espaldas de aquellos que finalmente han de llevar a buen puerto las medidas establecidas, que es lo que, desde hace muchos años, vienen reclamando los pescadores, nuestros marineros, en ese planteamiento largamente sostenido de lograr que, antes de que se dictaminen los reglamentos, los políticos comunitarios escuchen a quienes a diario tienen que vérselas con la realidad de la pesca. En definitiva: que la voz del marinero tenga cuando menos un valor que sirva de orientación tanto a los científicos como a aquellos que han de establecer el camino a seguir hacia la sostenibilidad y la rentabilidad de la pesca.

Las medidas técnicas de la PPC regulan qué se puede pescar y establecen los límites de dónde, con qué y cuándo se puede pescar, teniendo en cuenta el equilibrio entre la sostenibilidad ambiental de los ecosistemas marinos y el mantenimiento de un sector del que viven y dan vida marineros y consumidores.

La responsabilidad es grande.