Reducir los desechos y el uso de plásticos resulta imprescindible para frenar la contaminación de los océanos, proteger la salud pública y evitar, entre otras cosas, que para 2050 haya más plásticos que peces en el mar. Ésta fue una de las principales conclusiones de la Conferencia de los Océanos celebrada en la sede de las Naciones Unidas con un "llamamiento a la acción" que busca revertir el deterioro y la sobreexplotación de los fondos marinos.

"Ya no podemos fingir que no sabemos que, si usamos bolsas y botellas de plástico, esos desechos acabarán en el océano, dentro de los peces y, finalmente, dentro de nuestros cuerpos", afirmó el presidente de la asamblea general, Peter Thomson.

La Asamblea General aprobó en consenso una declaración dirigida a la consecución del objetivo 14 de la agenda 2030, con especial atención a la contaminación derivada de actividades humanas perjudiciales como la emisión de gases nocivos, las sustancias peligrosas y, en particular, los plásticos y microplásticos.

Según la ONU, cada año 8 millones de toneladas de plástico van a parar a los océanos, que son ingeridos por los animales marinos y ascienden por la cadena alimentaria hasta llegar a nuestros platos. La organización calcula que, si esta tendencia continúa, es probable que en 2050 haya más plásticos que peces en los océanos, puesto que la contaminación ya está presente en todos los fondos marinos, incluso en el Ártico.