Un equipo de científicos de seis países, entre los que se encuentran miembros de la FAO y del Consejo Internacional para la Exploración del Mar (ICES, en inglés), logró cifrar el período de recuperación necesario para los ecosistemas marinos que sufren la pesca de arrastre, que difiere de las "décadas" que denunciaban los más agoreros. El impacto de los arrastreros en una zona tarda en desaparecer entre 1,9 y 6,4 años de media, según un nuevo estudio en el que se analizaron más de 70 trabajos existentes sobre esta arte de pesca en aguas europeas y de Estados Unidos principalmente.

El trabajo, liderado desde la Universidad de Bangor, en Reino Unido, y publicado en la centenaria Proceedings of the National Academy of Sciences, señala que aproximadamente una quinta parte del pescado mundial está capturada con esta arte -"El arrastre es demasiado importante para la producción de alimentos como para ser prohibido", aseguró el coautor y miembro del Comité Asesor Científico Técnico de la Cooperativa de Armadores de Vigo (ARVI), Ray Hilborn, en junio de 2016- y que los diferentes tipos de sistemas empleados por la flota comercial provocan daños diferentes en los lechos marinos .

Los investigadores encontraron que existen artes (como la que usan portones, otter trawls) que penetran unos 2,4 centímetros de media en el fondo y son las que menor daño hacen a los organismos sobre los que actúan al eliminar el 6% de las especies del ecosistema por arrastre. Mientras, la técnica más dañina (dragas hidráulicas, aunque son mucho menos empleadas) penetra 16,1 centímetros de promedio, con lo que suprime el 41% de la fauna y la flora por pesca.

"Estos hallazgos llenan un vacío científico esencial que servirá de base para las políticas y estrategias de gestión para la pesca sostenible al permitir evaluar el equilibrio entre la producción de pescado para los alimentos y el coste ambiental de las diferentes técnicas de captura", indicó Ray Hilborn.

El experto, que participó en una conferencia organizada por ARVI el año pasado, indicó que la técnica de arrastre más común, con portones, "no destruye" el ecosistema marino. "Las zonas en las que se arrastra una vez al año realmente no son muy diferentes de los lugares en los que no se hace nunca", añadió Hilborn. El estudio contó con financiación de varias organizaciones, incluidas ONG medioambientalisas.

El gerente de campaña pesquera del grupo de conservación Oceana, Gib Broga, indicó por su parte en SeafoodSource que la pesca intensiva de varios barcos en la misma área probablemente aumentase el efecto y prolongase el tiempo de recuperación cifrado por el estudio. "Hay lugares donde el uso de redes de arrastre y dragas no es apropiado, como los hábitats de coral y esponjas", añadió Brogan.