La llegada de animales vivos a las costas gallegas implica tomar una decisión sobre qué hacer con ellos: reintroducirlos de nuevo en el mar o recogerlos para tratarlos hasta que reúnan las condiciones óptimas de volver a su hábitat natural.

El biólogo del Cemma Alfredo López explica que los cetáceos se reintroducen en el mar porque debido a sus condiciones (tienen un gran tamaño) y a la falta de instalaciones específicas para su cuidado, es complicado tratarlos antes de soltarlos. "Alrededor del 50% de los cetáceos que se reintroducen sobreviven", indica López.

El caso de los animales de menor tamaño es diferente, ya que pueden ser sometidos a diferentes tratamientos para que se recuperen por completo antes de volver a su hábitat natural. "Más del 70% de las tortugas y leones marinos se pueden recoger porque son juveniles y de tamaño pequeño, por lo que hay mayor posibilidad de sacarlos adelante", concreta el portavoz del organismo.

Esta última es la situación por la que pasó Luceiro, una cría de lobo marino que varó frente a San Andrés de Teixido el 5 de diciembre y que el pesquero Ferreira Martínez trasladó hasta Gran Sol en marzo. El animal tenía heridas en la cabeza de las que fue tratado en el centro del Cemma, en Nigrán, y posteriormente ganó peso, agilidad y fuerza en una piscina al aire libre en el Instituto Galego de Estudos de Acuicultura (Igafa) antes de que los expertos determinasen que estaba listo para regresar al mar.