El Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente incorpora un avión y un helicóptero al operativo de inspección de la pesquería de bonito del norte (o atún blanco) tras las denuncias de parte de la flota, que aseguraba haber localizado boniteros franceses con el AIS (Sistema de Identificación Automático) apagado mientras faenaban a menos de doce millas de la costa española (aguas de competencia nacional) y tras las críticas del sector al uso de las artes de arrastre pelágicas.

Los dos aparatos de la Secretaría General de Pesca operarán con tripulación de la Guardia Civil -que también contribuye con otro helicóptero de apoyo- a lo largo de la costa cantábrica durante esta semana. La vigilancia mediante medios aéreos y marítimos permitirán un mejor seguimiento de la actividad de los buques sin ser vistos y facilitarán las inspecciones a bordo para comprobar si los descartes se incluyeron en el diario de a bordo de los barcos. Estas tareas se complementan con la inspección en puerto de los desembarques de las mercancías para comprobar que cumplen con todos los requisitos legales.

El Gobierno recordó ayer que la gestión de la pesquería de bonito en España está limitada a los buques de cebo vivo y curricán, mientras que otros estados miembros realizan la pesca de esta especie con artes de arrastre pelágicas, "más rentable" pero "mucho menos" selectiva. El uso de estos métodos conlleva un porcentaje de descartes superior al permitido por la normativa comunitaria, sobre todo de peces de pequeño tamaño, y al mismo tiempo les permite a los buques retener tan solo los de mayores dimensiones y no consumir cuota en exceso, según explicó el Ejecutivo, que añadió que también "se puede dar el caso" de barcos que retengan a bordo determinadas especies para las que no disponen de cupo.

Las denuncias de la flota bonitera nacional el año pasado llevaron a la Administración a enviar una patrullera de la Armada al Cantábrico con inspectores de la UE a bordo y a retener en el puerto de A Coruña a una pareja de arrastreros pelágicos para comprobar si habían cometido algún tipo de falta mientras faenaban en la costa gallega. Este año, los boniteros también lamentan lo "difícil" que es competir con este tipo de artes y se quejan de que vendan en las lonjas gallegas y vascas sus capturas.

El Gobierno español mantiene la prohibición del arrastre pelágico porque considera que el sistema de gestión actual es más sostenible y no genera capturas accesorias de otras especies. Precisamente, el secretario general de Pesca, Alberto López-Asenjo, exigió la semana pasada a la UE normas más duras para estos barcos para romper "la dinámica perversa" de pescar y devolver al mar ejemplares muertos.

La patrullera Alborán, por otro lado, partió ayer para realizar el control pesquero en la campaña NAFO (Northwest Atlantic Fisheries Organización) en Canadá en colaboración con Pesca.