El calentamiento global provoca una disminución del tamaño de los peces debido a que ante el aumento de las temperaturas, el metabolismo de los animales de sangre fría se acelera y necesitan más oxígeno, pero las branquias no crecen lo suficientemente rápido, por lo que los animales dejan de desarrollarse para adaptarse, según un estudio de dos investigadores de la Universidad de British Columbia publicado en el Global Change Biology. El director de ciencia del Nippon Foundation Nereus Program, William Cheung, explica que las especies con branquias (como tiburones, calamares, peces o langostas) dependen de la temperatura ambiental para regular la propia.

El atún, uno de los pescados comerciales más importantes en el mundo, es también uno de los más afectados por el aumento de las temperaturas ya que son peces "activos y nadadores rápidos" que necesitan grandes cantidades de oxígeno para mantener el crecimiento de su cuerpo, según explicó Cheung, que añadió que el incremento de dos grados centígrados en la temperatura del agua -cifra que se estima para mitad de siglo- provocará el descenso del tamaño del atún azul o atún común en un 30%.

Las consecuencias de esta disminución en la talla de especies que consume el ser humano, como el atún, la merluza o el bacalao, provocará una reducción en las posibilidades de pesca y alterará el ecosistema, por lo que Cheung aboga por reducir la emisión de dióxido de carbono y controlar la sobrepesca para controlar el fenómeno. Sin embargo, no todas las especies sufrirán una disminución de tamaño, ya que los mamíferos marinos se enfrentarán a otros riesgos como consecuencia del cambio climático pero no a éste en concreto.