Las descargas de bonito en Burela, el principal puerto de venta para la especie en Galicia, aumentaron un 27% entre junio y agosto de este año en relación con el mismo periodo del año pasado al comercializarse 867 toneladas, frente a las 682 de la campaña de 2016. La lonja lucense ya subastó más especie que en toda la costera del año pasado, cuando apenas alcanzó las 818 toneladas. Una mejora que se debe fundamentalmente a la mejora experimentada el mes pasado, que concentra el 54% de las ventas hasta la actualidad. "Los datos de agosto son aceptables, pero hay que tener en cuenta que 2016 fue el peor año desde que hay registros y que los datos de ahora sean mejores no quiere decir nada", matiza el gerente de la Asociación de Armadores de Burela (ABSA), Miguel Neira.

El incremento de las descargas en este centro de primera venta también se traslada a las cifras de facturación, que este año repuntaron un 36%, hasta rozar los 3,89 millones. El año pasado la lonja de Burela obtuvo poco más de 2,86 millones por la venta de este pescado. La escasez de producto, especialmente en los primeros meses de la costera, provocó una subida del precio medio hasta los 4,48 euros por kilo, un 6,7% más que el año pasado (4,20 euros). El portavoz de la flota bonitera lucense indica que hasta ahora descargaron 48 barcos en el puerto y que nota una mayor presencia de unidades procedentes de otras comunidades.

El conjunto de lonjas gallegas también notó la mejora en las capturas de la flota y subastó hasta agosto 1.360 toneladas de bonito del norte que superaron los 6 millones de euros de facturación. Esto supuso un incremento de casi el 9% en la capturas recibidas respecto al año pasado (1.248 toneladas) y una facturación un 19% superior a la que tuvieron los centros de primera de la comunidad hasta agosto de 2016, cuando ingresaron cinco millones de euros. La costera del año pasado acabó con la comercialización de 1.562,9 toneladas y unos ingresos de 6,15 millones de euros, cifras ligeramente superiores a las que registró la flota autonómica hasta ahora, cuando todavía quedan septiembre y algo de octubre de campaña.

Las sensaciones de la flota fueron buenas en la segunda mitad de julio y durante todo agosto, pero ahora a los buques les cuesta encontrar recurso. "Se hace mucha ruta, hay días con muy pocas capturas y esto puede precipitar que algún barco abandone la costera", lamenta el gerente de ABSA, que resalta que el pescado que encuentran ahora los barcos es pequeño, y "debería" ser grande. Este año solo seis boniteros de Burela participan en la campaña, frente a los 15 o 20 que suelen hacerlo. "Los malos resultados del año pasado, la difícil convivencia con los pelágicos o la decisión de dedicarse a otras pesquerías como las que tienen de forma habitual motivaron que muchos buques prefiriesen no salir a capturar bonito", explica Neira.

La flota del Cantábrico se queja además (al igual que el año pasado) de que barcos franceses e irlandeses que usan artes pelágicas para capturar el bonito -no permitido en España, donde la pesca es más "sostenible"- compitan con ellos en la misma zona y reclaman que "las reglas" sean iguales para todos. Además, el sector acusa a los buques extranjeros de usar a la flota española para localizar la especie y pescarla, con lo que "la estresan y espantan".