De las 100 especies estimadas de pulpo que se capturan en el mundo, solo cinco figuran en las estadísticas mundiales. El estudio en el que el biólogo Álvaro Roura participó durante su estancia en La Trobe es el primero que realiza un muestreo global de pulpos para analizar sus variedades morfológicas y de ADN mediante la utilización de muestras de ejemplares capturados en el Atlántico, Índico, Pacífico y Mediterráneo. Los tejidos e individuos fueron aportados por museos, universidades y mercados de España, Francia, China, Nueva Zelanda, Brasil o Chile, entre otros países.

"Se creía que el Octopus vulgaris o pulpo común era una especie cosmopolita pero demostramos de manera fehaciente que solo se encuentra en el Atlántico Noroeste, desde Senegal hasta Francia, y en el Mediterráneo. Los que se capturan en Brasil, el Caribe, Sudáfrica, Australia y Asia -Japón, China y Tailandia- pertenecen a otras especies. Y el segundo artículo que publicaremos en breve refuerza esta hipótesis. En Brasil hay dos especies distintas, a igual que en Sudáfrica o en Australia", explica Roura.

Además de constatar que el pulpo japonés no es el común que vive en las rías gallegas, la investigación también reveló algunas curiosidades: "El pulpo de Senegal y Marruecos es muy distinto al nuestro pero genéticamente pertenece a la misma especie. Los ejemplares de allí viven en fondos arenosos y son más pálidos para poder camuflarse. Además, tienen brazos más largos porque disponen de menos rocas para esconderse que los de aquí. Esto demuestra que adaptan su cuerpo a las características del hábitat en el que viven".

En su artículo, los autores señalan que la mayoría de pesquerías de pulpo en el mundo están en declive, de ahí la necesidad de identificar las especies de forma más precisa para poder desarrollar prácticas de pesca más sostenibles y de cara a una correcta denominación y comercialización del recurso.