La Cooperativa de Armadores de Vigo (ARVI) busca el apoyo del secretario general de Pesca, Alberto López-Asenjo, en la defensa de un modelo de contratación de trabajadores no comunitarios similar al empleado por países como Holanda o Reino Unido con destino a sus flotas. La aplicación de ese sistema contractual supondría cambiar la Ley de Extranjería, en el sentido de no ser obligatorio residir y trabajar en España.

La medida puede resultar beneficiosa para los intereses de ARVI, pero no sé si encaja en las pretensiones de empleo de los marineros nacionales, pese a que la inmensa mayoría de trabajadores extranjeros se contrata en sus países de origen o, al menos, fuera de España.

En el caso de Holanda, el permiso de trabajo obligatorio solo se aplica al extranjero no comunitario en territorio nacional. Pero siguiendo lo hasta ahora establecido -también en Noruega- la ley no prevé explícitamente su aplicación para trabajar a bordo de barcos holandeses. Por ello resulta de obligado cumplimiento cambiar la Ley de Extranjería e incorporar la excepción de aplicación de la autorización administrativa previa de residencia y trabajo en España para los tripulantes extranjeros a bordo de las flotas españolas, tal y como recoge el órgano de comunicación de ARVI.

Tal vez peque el arriba firmante de mal pensado, pero podría facilitar -si se aprueba la propuesta de los armadores de Vigo con la aquiescencia de organizaciones como Anapa, Arpoan, Agarba, Anamer y Anavar- un aluvión de contrataciones de tripulantes extranjeros en detrimento de los nacionales.

El tiempo lo dirá. Pero el modelo de Reino Unido y Holanda para contratar extranjeros no parece ser la puerta abierta para un mayor empleo de trabajadores nacionales. A este respecto, fuentes de ARVI afirman que no figura en sus planes ninguna variación respecto a las contrataciones de trabajadores nacionales para sus flotas de bajura y altura y que la consulta efectuada sondea la posibilidad de dar cobertura al catálogo de puestos de trabajo rechazados en territorio español. Por tanto, se refieren siempre a los relacionados con embarques para la realización de campañas de larga duración en caladeros lejanos, en los que resulta habitual permanecer al menos dos o tres meses.

De ser así, y no tengo motivos para dudar del informante, todo quedaría en una falsa alarma. Pero las malas noticias laborales en el sector de la pesca abundan. Al menos mucho más que las buenas.