Felipe Canosa lleva algo más de tres años (desde julio de 2014) al frente de la Confraría de Pescadores da Coruña y en este tiempo ha realizado algunos cambios como el traslado de la sede de la entidad desde la Casa do Mar hasta el muelle de Oza, más cerca del lugar en el que desarrolla su actividad la mayoría de sus socios. El líder del pósito coruñés asegura que la entidad está "aguantando el temporal" y apunta al furtivismo como uno de los principales problemas del sector.

- ¿Cuál es la situación de la cofradía en la actualidad?

-No tenemos pagos pendientes, que ya es importante. Las pesquerías no están en el mejor momento y esperamos el dragado de la ría. Cuanto antes se solvente, mejor para nosotros como entidad y para que los socios que se dedican al marisqueo, tanto a pie como a flote, puedan tener un trabajo y unos ingresos dignos. La entidad recibe un porcentaje de la venta del marisco, que supone un ingreso importante. Luchamos mucho contra el furtivismo, tanto en los arenales como en la costa.

- ¿Qué hacen para evitar la acción de los mariscadores ilegales?

-Se hace un esfuerzo económico muy importante para contratar guardapescas. Los furtivos se ponen agresivos, con amenazas y coacciones, pero lo denunciamos asesorados por nuestro gabinete jurídico. Es un asunto del sector y de las autoridades competentes, en este caso de la Consellería do Mar, que nos apoya junto con las Policías Autonómica, Nacional y Local. Cuando vemos a alguien en los bancos marisqueros damos aviso y toda la información para que puedan apresarlo y denunciarlo.

- ¿Se redujo la actividad de los furtivos desde que el marisqueo ilegal está tipificado como delito en el Código Penal?

-En alguna medida sí, pero todavía estamos a la espera de que se emitan las primeras sentencias; las cosas van despacio. Esperamos que en un espacio corto de tiempo haya nuevas resoluciones judiciales y que sean un poco más contundentes. De nada sirve que cada vez que una persona infringe la ley o se le abre un acta de infracción, el expediente pase a formar parte de una montaña sobre la mesa de un despacho o solo se incorpore a un archivador.

- Y lo que extraen ilegalmente...

-Todos los productos capturados así van sin los controles sanitarios pertinentes a la cadena de consumo, a la economía sumergida, y no pagan ningún tipo de impuesto ni cotizan. Todas las cofradías de Galicia reclamaron el endurecimiento del Código Penal y la que más y la que menos tiene problemas relacionados con el furtivismo. En nuestro caso, quizás por estar anclados en un núcleo grande como es A Coruña, puede que esté más masificado.

- ¿Qué consecuencias tiene?

-Hubo muchos compañeros que tuvieron que dejar la actividad porque fueron incapaces de sostenerla. No todo el mundo está capacitado en la misma medida y la incidencia de los furtivos empezó machacando el recurso en las zonas de más fácil acceso y terminó por afectar al percebe que no da la talla. En el sector hay gente mayor, que nada peor o con menores capacidades físicas, que se tuvo que dejar la actividad. Es injusto que el sistema no funcione correctamente para evitar este tipo de situaciones. Este es un trabajo duro, tanto en la ría como en los arenales, con el agua, el frío y la humedad, para cuanto más en las piedras y acantilados.

- ¿A quién amenazan los furtivos?

-A todos. Muchos te conocen por el nombre y llegan a prohibirte que vayas a una zona, que alternan para que se recupere el recurso. Ellos van a todas las mareas, al igual que sábados, domingos y festivos, cuando no van los profesionales, e incluso por la noche.

- Denunció ventas ilegales en 2014. ¿Todavía se producen?

-Sí, el raterillo siempre va por delante del policía. Si das un paseo por diferentes calles, bares y bodegas de A Coruña, los ves con las bolsas y las tinas ofreciendo producto a quien quiera comprarlo. El control no es tan exhaustivo como para que estos casos se eviten.

- Y las investigaciones por fraude en la lonja del año pasado, ¿cómo quedaron?

-No tenemos datos de la lonja porque no llevamos su gestión. Tantas administraciones sobre el mismo recurso lo complican todo. Como administrador tienes que velar por el recurso, pero si lo haces y te encuentras a un tipo que te amenaza, se genera un enfrentamiento y se llega a las manos, la Consellería do Mar dice que no tiene nada que ver. Entonces, ¿a mí quién me protege? Mi trabajo es recoger marisco o pescar, no perseguir a otros barcos para ver qué hacen.

- ¿Se queja el sector de que no hay permisos de explotación para los recursos específicos?

-Sí, pero es normal, y si la cosa sigue así, menos habrá. Es algo exponencial. Hay que buscar un punto de equilibrio en el que podamos pescar lo máximo posible con la máxima calidad y permitir al mismo tiempo que la naturaleza se sostenga, pero no podemos rebasar esa línea. Yo retrotraería el punto de equilibrio estimado un 15-20% y explotaría hasta el 80% para dejar un colchón. El que está dentro ve desaparecer su medio de vida y el que está fuera quiere entrar. La sostenibilidad no es exacta: hay años buenos y malos de pulpo, calamar, patata, vino? No se trata de que mucha gente pueda malvivir sino de vivir con dignidad.

- Se llegó a un acuerdo entre Mar y las cofradías...

-No está totalmente cerrado, hay aspectos que chocan. A los integrantes del sector les exigen acreditar mínimo el 70% de los días de trabajo hábiles. En los de marisqueo a flote ahora pusieron un pequeño porcentaje y estamos en total desacuerdo. Las embarcaciones disponen de un máximo de cinco artes alternativas de pesca y se va a la más rentable. De esta forma, te obligan a hacer esos días para poder renovar la licencia.

- ¿Posponer la entrada en vigor de la medida soluciona algo?

-Es una solución a corto plazo. Todas las cofradías están en contra. No es lógico tampoco que quien tiene licencia y no la usó en todo el año, vaya una vez se recupere el recurso tras un parón para que se regenere, porque va a sobreexplotarse y de nada servirá la parada.

- ¿Cómo afecta este año la escasez del pulpo?

-Yo, por ejemplo, no participé en la campaña, tengo los aparejos en tierra.

- ¿ No compensa?

-Estás a otras especies. Hay compañeros que van al pulpo, que marca precios desorbitados precisamente por la poca cantidad que hay y la elevada demanda.

- ¿Y las otras especies?

-Está la cosa justa. En el tema del cerco hay especies como la caballa que ni los biólogos saben si la biomasa en las diferentes áreas en las que se trabaja es la misma o si están interrelacionadas. Estamos sujetos a TAC, la ves pasar y no la puedes capturar. Es un pescado muy voraz, que come el anzuelo sin necesidad de tener carnada en él y también los alevines de otras especies. Al permitir que esta especie se venga tanto arriba, ¿en qué medida afecta a las otras? Hay zonas en las que es rentable esa pesquería sola, pero aquí hay muchas otras.

- Tras la aprobación de la Declaración de Impacto Ambiental, ¿cuándo calculan que comenzará el dragado de la ría de O Burgo?

-No lo sabemos. Estamos pendientes de las reuniones informativas. Aprobaron esa declaración y estamos deseando ver las máquinas en la ría. Le hace mucha falta, además de a la cofradía, al entorno. Debido a la urbanización, los vertidos, los incendios, etc., donde antes había un fondo perfectamente navegable ahora quedas varado.

- ¿Los mariscadores tendrán que parar su actividad?

-Dicen que lo van a hacer de manera que prácticamente se va a simultanear con el trabajo, pero los mariscadores lo dudan. Nos planteamos controlar y que cuenten con los mariscadores para poder poner a salvo el marisco, que no se vaya en ese dragado y retirarlo por delante a medida que avancen para separarlo y que no se pierda. Además, se va a producir una resiembra tras la que habrá un periodo hasta que el marisco crezca. A ver cómo evoluciona.

- ¿Cómo van a reclamar las pérdidas?

-Hay una partida destinada a compensarlas. Lo ideal sería que dragaran y retirasen todo. Pero eso supondría unos costes exagerados. Hubo vertidos de todo tipo durante muchos años y ahora también afecta el cambio del tiempo.