La asamblea de trabajadores de la fábrica que la conservera coruñesa Calvo tiene en Esteiro (Muros) votó ayer entre apostar por la defensa de que la planta continúe operativa en el municipio o negociar de forma inmediata con la compañía las condiciones de traslado a la sede central de Carballo. El resultado de la votación no acaba con la división entre los sindicados. 48 empleadas apostaron por pactar el cierre de la factoría de Esteiro, 40 defendieron su continuidad y una se abstuvo. Lo igualado del resultado provoca que la división entre las centrales sindicales con representación en el comité de empresa siga siendo evidente. Mientras CIG y CCOO optaron por exigir que la planta conservera mantenga su actividad en Muros, UGT defiende el inicio de las negociaciones con la firma cuanto antes para proceder al traslado a Carballo.

"UGT apostó por negociar directamente las condiciones de traslado y defendió que el personal ya había tomado una decisión, pero nosotros [la CIG] y CCOO defendimos reunir de nuevo a las trabajadoras para que dieran su opinión mediante un voto secreto", explica la representante de la CIG, Teresa Vidal, en referencia a la reunión que el comité mantuvo con la firma el pasado martes. Según Vidal, la anterior votación se hizo a mano alzada y a las empleadas solo se les dio la opción del traslado.

Los representantes de CCOO y la CIG aseguran que no existe justificación para el traslado a la sede central del grupo ni para el cierre de la planta de Esteiro. Vidal sostiene que tras la decisión de la empresa está "la pretensión" de que las trabajadores se acojan a bajas incentivadas y justifica su acusación en que les va a resultar muy difícil soportar las jornadas de trabajo y el trayecto, de hora y media por sentido.

Los sindicatos reacios al cierre de la fábrica de Esteiro aseguran que el informe técnico presentado por Calvo no hace referencia a las cuentas consolidadas del grupo y que estas tampoco fueron facilitadas a los representantes de la plantilla, que proceden en su mayoría de los concellos de Muros, Outes, Noia y Carnota. Según los datos proporcionados por la CIG, la firma elevó sus ventas casi un 5% el año pasado, hasta los 575,35 millones de euros, mientras que los beneficios finales ascendieron a 31,28 millones, casi el triple que en 2015 (11,37 millones de euros). Además, los sindicatos aseguran que Calvo usa un sistema centralizado de tesorería y que prácticamente todas las ventas y compras que realiza son con otras sociedades del mismo grupo.