El descontento de la flota de arrastre coruñesa por las diferentes normativas que rigen en el caladero Cantábrico Noroeste va a más. Los armadores están cansados de que los barcos portugueses no tengan la obligación de descansar los fines de semana, algo que sí tienen que hacer los gallegos, y de que puedan llevar a puerto y vender con normalidad ejemplares de especies para las que no tienen cuota tras su captura de forma accidental. Mientras, si un pesquero con puerto base en Galicia sube a bordo un recurso para el que carece de cupo, debe devolverlo inmediatamente al mar pues en caso de que lo llevase a puerto, para su venta en lonja, se enfrentaría a una sanción de hasta 600.000 euros por pesca ilegal.

Los armadores aseguran comprobar "a diario" en la lonja de A Coruña -como en la madrugada del pasado martes, a la que corresponde la fotografía que acompaña esta información- cómo los propietarios de buques de bandera lusa subastan de forma totalmente legal -de acuerdo con su normativa- ejemplares de bonito o pez espada capturados accidentalemente que la flota gallega no podría comercializar. Una situación que se produce, según los armadores, fruto de las "incongruencias" que rigen en la gestión del Cantábrico Noroeste, donde existen distintas normativas de pesca pese a tratarse de aguas de países que pertenecen a la UE.

La situación irrita todavía más a los empresarios gallegos porque muchos de esos barcos portugueses, que subastan recursos totalmente vedados para la flota española, son propiedad de armadores gallegos, "con lo que logran esquivar las normativas española y comunitaria y faenan a sus anchas en aguas ibéricas".

El enfado del sector hace que se pregunte de qué sirve formar parte de la Unión Europea si sus estados miembros no cumplen las mismas normas en aguas comunitarias. Y es que al conflicto existente con la flota lusa se suma el hecho de que los buques franceses e irlandeses faenan durante la costera del bonito en aguas del Cantábrico Noroeste con artes pelágicas, prohibidas en España, y venden sus capturas en las lonjas españolas sin ningún problema, sin que sus capturas sean consideradas ilegales.

Los armadores coruñeses aseguran sentirse "discriminados" e incluso "burlados" por sus propios compañeros, "que compran barcos en Portugal para evitar la normativa española", poder vender todo lo que pescan -aunque sean capturas accidentales- y no verse en la obligación de descansar los fines de semana, algo que, si lo hiciesen los empresarios gallegos, se enfrentarían a importantes sanciones.

Esta denuncia de "incongruencias" en la normativa pesquera que rige en aguas de la UE coincide justo con un momento en el que España y Portugal negocian su acuerdo bilateral de pesca, en el que una de las reivindicaciones de la flota española es que los pesqueros lusos se vean obligados a descansar también los fines de semana. Hace dos años el acuerdo establecía esa prohibición para ambos países, pero finalmente se modificó y las embarcaciones con bandera portuguesa pudieron volver a faenar mientras los gallegos permanecían amarrados a puerto.