Los ministros de Pesca de los Veintiocho se reúnen desde hoy para acordar las posibilidades de pesca de la flota comunitaria para 2018. Sector y Administración española reconocen que será un encuentro "difícil" y que será "complicado" salvar el duro tijeretazo planteado por Bruselas hace poco más de un mes. Con las rebajas de cuotas tan importantes como la merluza, el gallo o el rape (entre otros), la flota se juega al menos 46 millones de euros, dado que aún faltan por conocer las propuestas para algunas especies y zonas de pesca.

La abultada cifra corresponde a las toneladas que perdería la flota si saliesen adelante los planes de Bruselas, embarcada en una cruzada por alcanzar dos años antes de lo previsto el rendimiento máximo sostenible (RMS, previsto en 2020), que permitiría mantener la actividad pesquera a largo plazo. De esta forma, los buques españoles tendrían unas 15.536 toneladas menos en las cuotas de anchoa, jurel, gallo, rape y merluza, a las que se suma también el recorte previsto en la sardina tras el planteamiento de España y Portugal a la CE, que se decidirá en estas fechas.

Aunque la propuesta de Totales Admisibles de Capturas (TAC) y cuotas para el Atlántico y el mar del Norte se presentará hoy, el acuerdo no se espera hasta el martes por la tarde o por la noche, como ocurrió en otras ocasiones. La delegación española, encabezada por la ministra Isabel García Tejerina, intentará suavizar los recortes planteados para la merluza sur y el jurel de aguas ibéricas. El caso más sangrante es el primero. Solo en esta especie la flota perdería en aguas de Gran Sol unas 6.372 toneladas, mientras que en las aguas que bañan la costa ibérica llegaría a 2.019, al plantear un recorte del 19% y del 30%. O lo que es lo mismo, 33 millones en pérdidas solo para esta especie, en función del precio medio del kilo que registró la Plataforma Tecnolóxica da Pesca (dependiente de la Consellería do Mar) en 2016.

Por lo que respecta al jurel, la Comisión propuso una rebaja del 24% en la zona IXa (de Fisterra al golfo de Cádiz) y un aumento del 21% en la VIIIc (de Fisterra al País Vasco). El resultado final sería que la flota de litoral dispondría de 2.160,5 toneladas menos, lo que representa una facturación de un millón y medio de euros para las flotas de arrastre y cerco.

Esta última flota también se vería afectada de confirmarse el descenso de 2.577,3 toneladas de anchoa en aguas gallegas y lusas. La especie tiene un gran valor y esta cantidad supondría 6,2 millones. El sector, además, tendrá un ojo puesto en la zona VIIIc, para la que aún no hay propuesta y los científicos explican que la biomasa de la especie está en máximos históricos.

El rape y el gallo también tienen una gran importancia para la flota gallega, sobre todo por su alto precio. En el primer caso, los buques se arriesgan estos dos días a perder 372,4 toneladas con las reducciones previstas tanto para aguas ibéricas como para Gran Sol, lo que se traduce en 2,01 millones de euros dado su alto valor: superó los 5,4 euros de media en 2016.

En el caso del gallo, la flota saldría con un saldo negativo de 345,6 toneladas. El aumento de un 20% en la cuota de aguas ibéricas planteado por Bruselas no paliaría el descenso del 10% en el norte. Esto significa unas pérdidas 1,46 millones para el sector.

Aunque no está incluido en la agenda, la reunión también estará marcada por el plan de gestión conjunto para la sardina ibérica, que España y Portugal presentaron a Bruselas a comienzos de la semana pasada ante la amenaza de los científicos de un cierre de la pesquería el próximo año. Si Bruselas da el visto bueno al plan, el tope quedaría en 14.600 toneladas. El reparto entre países estaría fijado en un 65% para los lusos y un 35% para los españoles. De esta forma, la flota tendría 1.690 toneladas menos, 2,55 millones en pérdidas.

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