Las técnicas de selección genética permiten obtener mejillones que no acumulan toxinas y, por lo tanto, se podría evitar que las mareas rojas frustren la recogida de bivalvos de los bateeiros. Esto es posible mediante el reemplazo (o la complementación) de semillas silvestres por las producidas en criadero, según una investigación coordinada por el Centro de Investigacións Mariñas (CIMA), que demostró que se pueden producir estirpes de mejillón que acumulen menos toxinas o, al menos, en niveles por debajo de los considerados perjudiciales para el ser humano.

Esta especie es una de las principales para la acuicultura europea y Galicia es la zona más importante de producción en Europa y una de las más significativas del mundo. Los bateeiros que cultivan mejillón mediterráneo se enfrentan a la prohibición de comercializar el recurso durante largos periodos del año debido a la acumulación de toxinas que provienen de las floraciones de microalgas (mareas rojas). El proyecto Epitox aglutina distintas investigaciones para intentar solventar las dificultades derivadas de estos episodios para el sector, entre ellas la que coordinó el CIMA -dependiente de la Consellería do Mar- y en la que participaron las universidades de Santiago de Compostela (USC), la de Gerona, la Politécnica de Madrid, el Instituto Gulbenkian de Ciencia y Geneagua ( spin off de la USC centrada en servicios genéticos para empresas acuícolas).

"Para saber si es posible desarrollar un programa de selección genética que permita conseguir una estirpe que no acumule toxina hay que saber que si dejas como reproductores mejillones que acumulan poca toxina, sus hijos también van a acumular poca toxina. Esto solo es posible si el valor de la heredabilidad es sustancial", explica el científico de la Universidad Politécnica de Madrid, Miguel Ángel Toro, que participó en el estudio. Los investigadores analizaron tanto la heredabilidad como las correlaciones genéticas y fenotípicas -expresión de un gen, tanto física como de conducta- para la concentración de toxinas después de un episodio relacionado con la diarreica principal (periodo de acumulación) y después de una fase de depuración en instalaciones interiores (desintoxicación). En ambos casos los científicos comprobaron que la heredabilidad fue "moderada pero significativa", lo que abre la posibilidad de reducir la concentración de toxinas que, sugiere el estudio, es menor en los ejemplares más blancos y de mayor tamaño.

La investigación también determinó que los rasgos de color tienen un grado de heredabilidad muy alto y los de crecimiento, moderado, lo que favorece que se pueda seleccionar el mejillón según las demandas del productor y el consumidor.