El accidente del Crunia y el BBC Steinhoeft es un ejemplo más de los errores humanos que hay detrás de muchos siniestros marítimos. En las últimas semanas la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (Ciaim) publicó varios informes de sucesos de pesqueros en los que descuidos o malas decisiones provocaron esos sucesos.

En el caso de la embarcación Ria do Barqueiro, sus dos tripulantes faenaban el 6 de mayo de 2016 en las inmediaciones de la playa de Ber (Pontedeume) cuando, al subir a bordo una línea de nasas, una de ellas se quedó enganchada al fondo y provocó que la embarcación terminase por atravesarse al oleaje con ondas de casi dos metros. Los marineros escaparon cuando un golpe de mar empujó el barco contra las rocas. El armador intentó salvarlo, pero a lo largo de los siguientes días los embates del agua provocaron que los restos se hundiesen.

El informe sobre el siniestro indica que las condiciones meteorológicas no eran adversas para la actividad en el momento del suceso, pero que el aumento gradual del mar de fondo y la posición de la embarcación incrementaron el riesgo, que "pudo pasar desapercibido" para el patrón. Según los investigadores, el accidente se produjo por un "exceso de confianza" al faenar muy cerca de las rocas y de la rompiente de las olas, lo que impedía que los marineros pudiesen tener tiempo suficiente para tomar medidas ante un imprevisto.

Tres meses después del suceso del Ria do Barqueiro, el Segundo Durán sufrió una vía de agua en las proximidades de la isla de Sálvora (en la ría de Arousa). El Centro de Coordinación de Salvamento Marítimo de Fisterra recibió una señal de alarma de la radiobaliza del pesquero y movilizó a la Salvamar Sargadelos y al helicóptero Pesca 1 -del Servizo de Gardacostas de Galicia, dependiente de la Consellería do Mar-, pero fue un barco que se encontraba en las inmediaciones el que rescató media hora después a los cinco tripulantes de la balsa salvavidas a la que habían saltado y los trasladó al puerto de Tragove (Cambados, en Pontevedra). El naufragio del Segundo Durán provocó un episodio de contaminación por el derrame del combustible (300 litros de gasoil) y aceite que llevaba en los tanques, así como por los restos del hundimiento.

Las puntas de hierro, en mal estado

Según recoge el informe de la Ciaim, el patrón del Segundo Durán aseguró que la entrada de agua fue muy brusca, por lo que la tripulación no pudo activar de forma manual el aviso. El astillero Asteleiros Triñanes inspeccionó la embarcación tras su reflotamiento y reveló que la vía se produjo por el desprendimiento de una traca de fondo debido al mal estado de las puntas de hierro galvanizado utilizadas como clavazón, "completamente deteriorada", lo que según el organismo "pone de manifiesto la falta de mantenimiento". El armador defiende que el pesquero varaba anualmente para su mantenimiento, aunque no siempre en el mismo astillero ni con el mismo carpintero de ribera.