El proceso de integración de toda la producción gallega de la conservera coruñesa Calvo en su sede de Carballo comenzó ayer tras el cierre de la factoría de Esteiro (Muros) y el traslado de buena parte de los profesionales de la planta muradana a sus instalaciones centrales. Finalmente aceptaron incorporarse a la plantilla de Carballo 78 de los 101 trabajadores afectados por el cierre de la fábrica de Muros, lo que supone el 77% del total, según los datos facilitados ayer por fuentes de la compañía coruñesa.

El grupo anunció a finales de septiembre del año pasado su decisión de integrar toda su producción gallega en su sede central, en Carballo, y cerrar la factoría de Esteiro, centrada en labores de limpieza de pescado. Los responsables de esta empresa familiar alegaron que la planta muradana vio "mermada" su capacidad y competitividad en los últimos años, por lo que la compañía optó por integrar las dos fábricas en sus instalaciones centrales.

El fin de la actividad en Muros coincide además con el plan de Calvo para convertir su sede central en la más importante del grupo en Europa. El denominado Calvo Excellence System comenzó en 2016, tiene una duración de cuatro años y busca transformar su principal centro de operaciones en un referente de "eficiencia, innovación tecnológica, competitividad y sostenibilidad en el sector", para lo que el grupo coruñés invertirá 25 millones de euros. "La transformación de nuestra mayor planta en Galicia consolidará nuestra posición de liderazgo en el segmento de las conservas de alimentos en España", resaltó en su día el consejero delegado de Calvo, Mané Calvo, durante la presentación del proyecto de modernización de sus instalaciones centrales.

El cierre de la fábrica de Muros provocó, sin embargo, numerosas críticas de los sindicatos, especialmente de CCOO y CIG, que rechazaron la propuesta de la empresa -con compensaciones para los empleados que aceptasen ir a trabajar a Carballo- al entender que muchos afectados no podían aceptar el traslado "por edad, salud o por tener personas mayores o dependientes a su cargo". "Muchas trabajadoras no podían asumir desplazarse ni los horarios porque supone un cambio de vida personal y familiar", explica el responsable de Empleo de CCOO, Francisco Vilar.

Empresa en beneficios

Este sindicalista alega además que no hay causas económicas que justifiquen el cierre de la planta de Muros porque Calvo obtiene beneficios. "La empresa tiene que acreditar la causa del cierre, pero no puede porque factura alrededor de 600 millones de euros al año y tiene más de 55 millones de beneficios, por lo que la ley no ampara el cierre. Por eso optó por la vía del traslado", sostiene el portavoz de Comisiones Obreras, que lamenta que el sindicato UGT aceptase la propuesta planteada por la compañía. Esta central sindical firmó con los responsables de Calvo el acuerdo para el traslado después de que la asamblea de trabajadores votase mayoritariamente -48 votos frente a 40- a favor del cierre de la planta de Esteiro y la incorporación de los trabajadores a Carballo.

Al margen de la modernización de su sede central, la conservera coruñesa está inmersa en un proyecto para la construcción de una macroplanta en Brasil que prevé la inversión de unos 260 millones de euros. El plazo de ejecución de las obras es de diez años.