La flota de bajura es la más numerosa de Europa y solo en España emplea de manera directa a 5.655 personas. Un cardumen de barcos que se redujo de forma abrupta en Galicia, donde la escasez de posibilidades de pesca recortó un 20% su capacidad en la última década. Este es el mayor esfuerzo de toda Europa, cuyo objetivo en los últimos treinta años fue propiciar su reducción en aras de la sostenibilidad de los stocks. Ningún país asumió un recorte semejante y, sin embargo, España -y Galicia en particular- continúa a la cola en cuanto a rentabilidad. Cada tripulante de bajura de la comunidad genera un valor añadido bruto (VAB) de 19.800 euros al año, muy lejos de los 40.000 que aportan de media en las principales economías pesqueras del continente. Los repartos de cuotas para 2018, con fuertes descensos en caballa (-20%), merluza (-12%) y jurel (-24%), acentuarán previsiblemente este doble castigo a los buques de menor dimensión.

Según los datos de la Consellería do Mar, la flota gallega que opera en el caladero nacional (artes menores, cerco, enmalle o palangre) tenía en 2008 una capacidad de 53.440 GT ( gross tonnage), unidad que mide la capacidad de bodega de los barcos y que a día de hoy no llega a las 44.000 GT. Este indicador, según la misma fuente, no paró de mermar desde al menos el año 2005, desde cuando la pérdida en toneladas GT fue del 25%. Este sacrificio contrasta con el asumido por otros países con mayor abundancia de posibilidades de pesca y con rentabilidades por tripulante que llegan a multiplicar por cuatro las de las embarcaciones gallegas de bajura.

Este el caso de Francia, que en el mismo periodo (2008-2017) prescindió de medio millar de barcos que operan en proximidad, una reducción del 9,7% en número, cinco veces inferior a la de Galicia. En capacidad, todavía más escasa, de apenas el 3,7%: Francia dio de baja más barcos pequeños, pero mantuvo otros que, también de bajura, cuentan con mayor capacidad en toneladas GT. Este el mismo proceso registrado en Reino Unido, Dinamarca o Portugal. Incluso en algunos estados se produjo una situación a la inversa: su flota de bajura ganó efectivos, como en Finlandia, que sumó 250 buques de bajura en la última década, aunque no es significativa en comparación con la gallega.

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La danesa tampoco es relevante ni en dimensión de su flota ni en el rendimiento económico que aporta. El valor añadido bruto por tripulante en Dinamarca, según la estimación de Bruselas para 2017, rozó los 183.000 euros. Los buques de bajura de Dinamarca operan en el estrecho de Kattegat y el Báltico; para alcanzar el VAB de sus empleados, los gallegos tendrían que sumar los rendimientos de los próximos nueve años, siempre según los datos oficiales difundidos por la Scientific, Technical and Economic Co mmittee for Fisheries (Stecf).

La progresión

La flota de bajura está en mejor situación en comparación con 2008 si se observa la estadística oficial comunitaria, pero con muchas salvedades. Hace una década el valor añadido bruto por tripulante no llegaba a los 10.500 euros, pero no mejoró por un incremento de las capturas. En 2008 el valor de las descargas en primera venta fue de 130 millones de euros, frente a los 107 que se embolsó la flota de bajura el año pasado (un 17% menos). Lo que hizo que mejorara el indicador de rentabilidad fue la pérdida de trabajadores a jornada completa: desaparecieron 2.000 empleos directos y otros tantos indirectos, lo que en términos relativos supone un tijeretazo del 30% en los puestos de trabajo.