La Confraría de Pescadores de Barallobre tiene instalada desde las pasadas navidades una cetárea para su uso por los pescadores de la ría de Ferrol. Es el primer caso en Galicia en el que un pósito coloca un vivero para guardar los crustáceos de los trabajadores de la zona, al que la entidad ferrolana suma un acuario de exposición para tener a la vista los productos que comercializa. "Somos pioneros en este aspecto, al igual que lo fuimos con la depuradora", indica el biólogo de la cofradía, Joám Ferreiro.

La cetárea cuenta con una capacidad de unos cinco metros cúbicos y, según explica el científico, su tamaño da de "sobra" para contener los crustáceos que la entidad pretende comercializar. Además, la entidad cuenta con el acuario, con una capacidad de 500 litros. "El objetivo es darle salida a los productos que tenemos a un mejor precio", explica Ferreiro, que añade que los responsables del pósito instalaron la cetárea para vender de forma más directa el marisco que capturan los trabajadores de la ría. Esto permitirá eliminar los intermediarios y que los pescadores puedan obtener mayores ingresos por los productos capturados. "Van a recibir mejores precios a través de la cetárea, al dejar aquí los crustáceos, que a través de su posterior venta en lonja", indica Ferreiro, en referencia a que los trabajadores ya no tendrán que hacerse cargo del transporte del marisco.

Según la información publicada en la web de los Grupos de Acción Local Pesqueira (GALP) -en el marco de los que se desarrolló el proyecto-, la construcción de este vivero pretende dar "valor añadido a los socios" de forma que puedan diversificar su producción mediante la alternancia de las artes que tienen para sus embarcaciones y el descanso de las habituales, con "la consiguiente reducción" del esfuerzo pesquero que se efectúa sobre otras pesquerías. "Esto a largo plazo creará pesquerías más sostenibles, mayor comercialización de productos no recolectados y más conocimiento por parte del consumidor final de las pesquerías de la ría, con la consiguiente demanda en progreso de estos productos", aclara la explicación de los GALP, que añade que otra de las finalidades de la cetárea es que los compradores aumenten año a año hasta que la cofradía pueda subsistir sin necesidad de subvenciones.

"Lo que más se vende son centollas y nécoras, pero también bueyes y bogavantes", asegura el biólogo de la entidad de Barallobre, que aclara que el pósito ya tuvo abierto el servicio las pasadas navidades, una vez recibió la autorización sanitaria correspondiente. Diciembre es uno de los meses con más demanda de este tipo de productos por las fiestas navideñas, al igual que en verano y en Semana Santa. En estas fechas el consumo es más bajo, por lo que la actividad de la cetárea está "en mínimos".

El vivero de la cofradía de Barallobre se construyó en el marco del GALP del Ártabro Norte, que se aprobó el 9 de agosto del año pasado. Según detalla la página web de los GALP, el coste de este proyecto fue de 36.860,36 euros entre las cantidades subvencionables y no subvencionables. De ellos, 16.379,16 euros proceden de una ayuda del Fondo Europeo Marítimo Pesquero (FEMP) y otros 2.890,44 euros corresponden a una subvención aprobada por el Ejecutivo autonómico.