La intención de Reino Unido de abandonar la Política Pesquera Común (PPC) amenaza con asestar un duro golpe a flotas como la belga o la holandesa, que obtienen de las aguas británicas alrededor de la mitad de sus capturas. Siguiendo la estela del rifirrafe entre Trump y la Unión Europea con la guerra comercial, la decisión de la primera ministra británica, Theresa May, no estaría exenta de consecuencias. Y es que la resolución de abandonar la Política Pesquera Común tiene dos caras para Reino Unido.

Según calcula la casa de análisis holandesa Rabobank, en el caso de que el país vete por completo el acceso a sus aguas, su flota vería elevadas entre "un 50 y un 60% sus capturas". El precio por disponer de más materia prima, sin embargo, supera con creces a los beneficios logrados. La razón es que el 70% de las descargas en Reino Unido se envían después al mercado europeo, el principal consumidor del langostino o de la caballa que abunda en sus aguas. En el caso de que la Comisión Europea responda al órdago de Theresa May al igual que tiene pensado hacerlo con la guerra del acero de Trump -con aranceles que gravan las importaciones de esta materia prima- la industria transformadora británica vería cómo se levanta una importante barrera para acceder al mercado europeo.

Theresa May reafirmó este mismo mes su propósito de que el país abandone tanto la PPC como la Política Agraria Común (PAC) y tomar el control de sus aguas. "Mejoraremos nuestros estándares medioambientales e iremos más allá en la protección del medio natural que compartimos", declaró la primera ministra británica. Esta baza es la defendida también por la flota artesanal británica, que mira las posibles represalias comerciales desde el otro lado de la barrera al depender, fundamentalmente, del mercado interior.

Los buques británicos se escudan en el argumento de que Reino Unido aporta en capturas a la Unión Europea mucho más de lo que recibe. Rabobank pone cifra a esta situación y revela que el valor de los productos de la flota europea en aguas británicas asciende a 785 millones, mientras que la de Reino Unido logra 123 millones de euros con lo que pesca en aguas del resto de la Unión Europea.

"Francia, Holanda, Irlanda, Dinamarca son los estados miembros que mayores cantidades de pescado extraen de las aguas británicas, por delante de Bélgica, Alemania, España o Suecia", revela un informe de Rabobank. Estos países se erigen como los principales aliados de Galicia en el frente común que protagoniza para evitar que Reino Unido tome la drástica decisión de vetar el acceso a sus caladeros y arrebatar así "entre el 20% y el 30% de su total de capturas".