La flota coruñesa de artes menores que no fue hasta el Cantábrico a capturar caballa (o xarda) exige controles más estrictos en las descargas de esta especie para evitar que se sobrepase el 85% de la cuota de la provincia, destinado a la pesca dirigida. Los marineros que desarrollan su actividad en el sur de la costa coruñesa acusaron el año pasado a los que se desplazaron al norte de exceder las posibilidades de pesca dirigida para la especie, por lo que esta campaña -que empezó el lunes- demandan que se hagan controles sobre la cantidad de cupo consumido cada tres días para evitar que suceda lo mismo.

Las cofradías y federaciones de pescadores son las encargadas de hacer el recuento y de mandar los datos al Ministerio de Pesca para que éste decrete el cierre de la pesquería antes de que se rebase el límite de capturas. "El año pasado los barcos del Cantábrico acabaron la cuota de la pesca dirigida, que se sobrepasó. El Ministerio de Pesca argumentó que no le habían llegado los datos a tiempo", explica el presidente de la Asociación de Armadores de Artes Menores de Galicia (Asoar-Armega), José Luis Rodríguez, que considera que el Gobierno "debería haber hecho" una estimación para establecer la prohibición antes de que se sobrepasase el límite.

"Es un mal reparto de los políticos. Cuando repartes miseria, se generan este tipo de conflictos", indica Rodríguez, en referencia a que la Administración central fija que el 17% del cupo de xarda destinado a la flota artesanal es para la gallega, "con 1.000 embarcaciones", mientras que a la vasca, formada por un centenar de unidades, destina el 46%. Los barcos de artes menores de la provincia de A Coruña pueden pescar este año 700 toneladas -el miércoles ya habían consumido 105- y decidieron por votación destinar el 85% a la dirigida y el 15% a la accidental, según concreta el presidente de la Federación Provincial de Confrarías de Pescadores de A Coruña, Daniel Formoso. "Hay poca cuota. Tenemos que intentar no pasarnos y conservar la reservada para la pesca accidental para evitar que cierre la pesquería, que sería un problema grandísimo", indica Formoso.

"En Pontevedra el año pasado pescaron hasta octubre gracias a repartir el cupo 50-50 a la dirigida y a la accidental, lo que también les salvó el verano a muchas embarcaciones que van a la beta", explica Rodríguez. La gestión de la cuota de caballa para artes menores es provincial y cada pesquero puede capturar diez toneladas semanales como máximo.

Los barcos que se desplazaron al Cantábrico para pescar el recurso ya lo hicieron la semana pasada de cara a iniciar la campaña este lunes y, según Formoso, capturan alrededor de 30 o 40 kilos al día. "De Fisterra al sur de la provincia las embarcaciones de artes menores no pescan mucho porque no hay especie, pero es lo normal. El cerco y el arrastre sí que capturan porque se distancian más de la costa", explica el representante de los pósitos coruñeses.

El precio de subasta del recurso es el "normal", alrededor de un euro por kilo, aunque Formoso indica que "por ahora" la caballa se destina para congelar y a la carnada. El presidente de Asoar-Armega, por su parte, asegura que en Ribeira, A Coruña y Muros los ejemplares capturados con beta se comercializaron a alrededor de dos euros por kilo, aunque llegaron a alcanzar los 2,5 euros.