Una incorrecta evaluación de los riesgos a los que estaba sometido el Monteagudo Primero causó el embarrancamiento y posterior naufragio del pesquero en las inmediaciones del cabo Estaca de Bares (A Coruña) el 12 de enero del año pasado, según concluye la Comisión Permanente de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (Ciaim) en un informe publicado recientemente. El texto recoge que el lugar al que se dirigía el barco era "peligroso, cercano a bajíos y rompientes" y además estaba próximo a la costa con una mar "confusa", por lo que cualquier problema de motor o el despiste del patrón podrían haber puesto a la nave en "situación de grave riesgo", como finalmente ocurrió. El incidente se saldó sin heridos, ya que los dos tripulantes pudieron saltar a la balsa salvavidas antes del hundimiento del pesquero.

Los marineros regresaban de madrugada a recoger el palangrillo que habían calado la tarde del día anterior y comprobaron que la boya que indicaba el lugar donde estaba el aparejo se había desplazado hacia el interior, por lo que se acercaron. A 40 metros de tierra, el barco golpeó "contra un bajo", lo que le causó una vía de agua que la tripulación fue incapaz de achicar con las tres bombas que el pesquero llevaba a bordo. Según recoge el organismo, independiente pero adscrito al Ministerio de Fomento, los marineros dieron la voz de alarma y saltaron "con el tiempo justo" a la balsa salvavidas, de donde los rescató la salvamar Shaula (de Salvamento Marítimo) a las 08.03 horas.

"[El Monteagudo Primero] embarrancó aproximadamente dos horas antes de la bajamar y una hora antes de la salida del sol. Ambas circunstancias pudieron incidir en que el patrón se hiciera una composición errónea del lugar que ocupaba la embarcación, más favorable de lo que era en realidad", recoge la Ciaim, que también indica que la visibilidad estaba "afectada" por el crepúsculo y las luces de cubierta, encendidas para buscar la boya que señalizaba el palangrillo.