La flota gallega que pretende participar en la pesquería de la xarda (caballa) con artes diferentes al cerco y el arrastre se encuentra en franca desventaja respecto a otra flota en términos de captura.

Es una clara muestra de discriminación en la que los responsables políticos y de las cofradías de pescadores no quieren entrar a pesar de que en el reparto de cupos entre las diferentes flotas, Galicia pierde un año más.

Nada nuevo. Y sin visos de que las diferencias se corrijan de modo que el reparto de la cuota de xarda sea lo más equitativo posible. Las diferencias entre las distintas comunidades autónomas son abismales si se tiene en cuenta el número de barcos que participan en la costera (y por lo tanto también el de tripulantes): la comunidad con mayor número de embarcaciones (90) dedicados a la costera de la xarda es Galicia. Y para estos barcos solo se ha adjudicado una cuota del 17,5% del total atribuido al citado caladero. El País Vasco, con 60 embarcaciones, ha sido en 2017 el más beneficiado: el 42% del reparto, mientras que Cantabria, con 50 barcos, se hizo con el 25,7%. El 15% restante se queda para la flota asturiana.

Las quejas de los marineros gallegos tienen su fundamento, sin duda. Salvo que, como acontece habitualmente, la Secretaría General de Pesca recurra a ese subterfugio absurdo de aplicar unos derechos históricos de pesca que nadie, ni siquiera los más beneficiados, entienden.

Siendo el del Cantábrico Noroeste el caladero que, en la flota de bajura, aporta mayores beneficios en toda España, el Gobierno debiera ser consciente de lo que significa la aplicación de unas medidas que solo crean descontento y obligan a enfrentamientos verbales continuos entre compañeros de profesión. Hay muchos profesionales de la pesca que consideran que las distintas administraciones juegan al enfrentamiento dialéctico sabedores de que éste divide al sector y la unión entre distintos no se produce para hacer un frente común.

Con estos se juega, opinan los afectados. Otra cosa sería, evidentemente, si armadores y tripulantes de las distintas flotas de las cuatro comunidades del caladero Cantábrico Noroeste se mantuvieran unidos para plantar cara al problema. Pero no es así. Y mientras unos dan por prácticamente finalizada la campaña de la xarda, otros apenas han podido iniciarla, con resultados muy distintos a los obtenidos por los primeros al comenzar la temporada.