Se pretende conseguir que la biomasa de la sardina en aguas ibéricas crezca "hasta el infinito y más allá" (que diría Buzz Lightyear) para que los barcos pesqueros gallegos -entre otros- puedan capturarla hasta el otoño próximo. Pero son los propios pescadores (en este caso de Galicia) los que se empecinan en demostrar que nada de lo acordado entre España y Portugal afecta a los 171 buques gallegos autorizados a pescar hasta después del verano próximo la cuota de 14.600 toneladas establecidas.

Sí, ya sé que generalizo, que solo fue un barco -de Pontedeume- el que se saltó a la torera lo reglamentado; pero éste capturó casi una tonelada de más de lo que debía, cuando lo acordado es que los 171 barcos autorizados a pescar sardina en estas aguas no pueden superar, en primera instancia, las 286 toneladas fijadas. Quiere decirse, pues, que el barco de Pontedeume interceptado por la Guardia Civil del Mar hurtó a sus compañeros la posibilidad de cumplir el objetivo pactado en el plan de gestión de España y Portugal hasta el 31 de julio (por lo menos).

Cuando todavía no se habían cumplido cinco horas del levantamiento de la veda en la pesquería de la sardina, la embarcación en cuestión fue pillada con el carrito de los helados por los agentes de la Benemérita. Pagará las consecuencias del incumplimiento, sí, pero habrá dejado huella y pondrá sobre aviso a la Unión Europea (que está más que avisada ya desde hace años) en orden al grado de incumplimiento habitual por parte de los barcos gallegos -cerqueros, en su mayoría- que son los que más exigen para poder seguir existiendo como tales. Y no todo vale, no. Lo saben muy especialmente los pesqueros de la asociación Acerga, que padece vivamente con esas actitudes que a nada bueno conducen. Ni siquiera a quienes infringen las leyes, porque estas se vuelven contra ellos mismos y dejan el buen nombre de los pescadores gallegos en el felpudo de la puerta.

El cierre de capturas es probable que se produzca en cualquier momento. Y llegará antes de lo previsto si no se modifican determinadas actitudes que muy poco hablan en favor de la profesionalidad de algunos de aquellos que más reclaman para lograr cuotas. Cuotas que son de todos y no de ellos solos.

¿Aprenderemos algún día que el mar no es libre y que las normas de pesca han de ser respetadas por el bien de todos? ¿Quién se atreve ahora mismo a reclamar más cuota de pesca en la costera de la sardina?