Atracaba su yate en el puerto de Sada y residía en el pazo de Meirás, pero a la hora de elegir playa escogía Oleiros. "Bastiagueiro siempre fue la playa de veraneo de Franco", afirma Luis García, un constructor hoy jubilado que en su juventud formó parte de la cuadrilla que limpiaba la finca y el caseto que tenía el dictador justo a pie de playa, donde hoy se levanta un chalé. García desgrana sus recuerdos con timidez, valentía, dulzura y afabilidad.

-Es un usuario de la playa de Bastiagueiro de toda la vida.

-Sí, desde siempre. Yo nací en Montrove y siempre fui a bañarme ahí y a pescar, sobre todo pulpos.

-¿Cuándo conoció a Franco?

-Cuando empecé a trabajar en la granja de la Diputación, en los años cincuenta. Donde ahora está el INEF estaba la granja donde había árboles y animales, establos, gallinas. Se plantaba para suministrar al hospital que estaba en A Coruña. Luego en 1952 abrieron la escuela de capacitación agraria, dentro de la granja, para formarte como capataz agrícola. Yo de joven fui a trabajar allí con mi tío un tiempo. También estaba allí mi madre, pero en la granja. Y cada verano antes de que llegase Franco nos mandaban de la escuela, a una cuadrilla de cuatro o cinco trabajadores, a bajar a limpiar la finca.

-¿Qué tenía Franco, un chalé?

-No, era una caseta de madera sólo, tendría cuarenta o cincuenta metros cuadrados, la usaban para cambiarse de ropa, tenía duchas, servicios, mesas, sillas. Muy sencillo. Y la bandera de España ondeando en un mástil fuera.

-¿Qué limpiaban?

-La caseta por dentro y por fuera la finca, le quitábamos los hierbajos, silvas de todo el invierno... Era una parcela pequeña pero justo a pie de playa, donde se construyó hará menos de diez años el chalé que es conocido por las fiestas que hace cada verano. Que siempre me llamó la atención que le dejasen hacerlo porque está a seis metros de la playa. Yo como constructor nunca me dejaron hacer nada a menos de cien metros del acantilado o de la playa.

-¿Y vio alguna vez al Generalísimo en bañador?

-No, la verdad. Venía siempre en agosto y durante muchos años, con su mujer y con su hija y luego también con los nietos. Pero no nos dejaban acercarnos lo suficiente como para verlo. Quince días antes ya estaba la Guardia Civil en la zona y cuando llegaba él cinco o seis parejas cerraban toda la playa de Bastiagueiro y los accesos. No te dejaban pasar ni bañarte ni nada. Recuerdo dos ocasiones en que la Guardia Civil nos cerró el paso. una vez que íbamos a bañarnos un grupo, aún no había llegado Franco, vino la pareja y nos mandó dar la vuelta. Una chica le pidió que nos dejara pasar y el guardia la golpeó. Me acuerdo muy bien. Luego al final, cuando ya los nietos tenían una edad, cerraba sólo la mitad de la playa y te dejaban pasar a la otra mitad.

-En aquellos años no había casas al borde de la playa.

-No, nada. Árboles y el regato, podías pasear por todo. La primera casa en construirse fue la Cervigón, por los años cincuenta. Un poco más adelante, cerca de la rotonda del Ché, construyó el administrador de la banca March una para él y otras para sus hijos.