"Ai, se fósedes axudar aos vosos pais ás leiras, mellor sería", increpaba un vecino hace unos cuarenta años a un grupo de niños de Montrove que corrían campo a través por la zona donde hoy está el Pazo do Río. Aquellos jóvenes raros que no jugaban al fútbol fueron pioneros en la práctica del atletismo en el pueblo y entre ellos estaba José Manuel Bao Martínez, que en la actualidad es el más veloz de España en la categoría de veteranos.

Campeón de España en 60 y 200 metros lisos en pista cubierta; y en 100 y 200 metros lisos al aire libre, José Manuel Bao tiene 56 años pero quizá por los famosos efectos beneficiosos del deporte aparenta muchos menos. No vive del deporte y admite que es "difícil" compatibilizar su trabajo con los entrenamientos. Sus compromisos laborales le impiden acudir a todos los campeonatos que le gustaría y muchas veces hace coincidir las vacaciones para poder acudir a las competiciones. En 2009 se situó en el puesto número siete en el ranking europeo en su categoría.

"Mis primeros contactos con el atletismo fueron con doce años. El presidente del entonces teleclub de Montrove era pariente del presidente de la federación coruñesa de atletismo y montó un equipo de atletismo. Corríamos por los alrededores, por la zona de Lamastelle, que entonces eran terrenos de una señora que había estado casada con un jeque árabe y que luego quedaron abandonados. Se organizaron carreras en el pueblo, campeonatos de cross, luego estuvimos dos años federados pero después el club se deshizo y pasó al Club Atlético Coruñés, donde corrí en infantiles y juveniles, ya con entrenador. Estuve en el club hasta los 17 años que me fui a la mili y al volver lo retomé", relata José Manuel Bao.

Este oleirense que empezó a trabajar con 15 años, tras volver de la mili empezó a entrenar de nuevo bajo la dirección del ex atleta Ramón Tasende en el equipo de atletismo del Real Club Deportivo de La Coruña. "El Deportivo tenía un club de atletismo, con corredores muy importantes, hasta que llegó Lendoiro. Competimos en División de Honor incluso, en la que hice mi mejor marca en 100 metros. Estuve con Moncho hasta el año 79. Después tuve un accidente de coche, luego me casé y dejé de practicar. Hasta que me di cuenta de que me había puesto en 76 kilos y me dije: hay que poner remedio. A principios de los ochenta cogí de entrenador a Santiago Piñeiro y primero adelgacé y luego ya empecé a hacer deporte, fue mi mejor etapa, de los 25 a los 30 años, quedé varias veces campeón gallego de 50 metros, que en realidad son 60 metros, en pista cubierta; y en 100 al aire libre", cuenta este deportista que en dos meses y pico pasó de los 76 kilos a 58 con, sobre todo, mucha "fuerza de voluntad, capacidad de sacrificio y constancia".

Este velocista que entrena casi todos los días de la semana, por las tardes, en las pistas del INEF en Bastiagueiro, corrió con el Deportivo hasta el año 84 y dos años más con el Club Universitario de Santiago. Entonces, en el 86, paró y estuvo veinte años alejado de las competiciones.

"Corría diez o doce kilómetros, tres veces a la semana, mucho mountain bike, tonteé con el tenis y hasta la vela. Tenía montado mi propio gimnasio en casa. Durante esos veinte años, la primera mitad seguí entrenando pero sin competir pero los restantes diez no hice nada de nada, estaba saturado y abandoné totalmente el deporte", continúa Bao, que ahora está en el club Adas de O Barco de Valdeorras. Un ex compañero de carrera de los años ochenta, Alberto Pérez, entrenaba a un grupo de corredores y en 2006 Bao le dijo que le preparase una tabla de ejercicios "porque empezaban a salir flotadores" en los costados del cuerpo.

Empezó de nuevo con carreras, gimnasia, pesas, hasta que otro amigo lo animó a correr un campeonato gallego de invierno y quedó tercero en la categoría de veteranos. Y de nuevo se enganchó al atletismo tras recuperar sus zapatillas de hacía veinte años, que se abrieron de par en par en aquella carrera. Seis meses después, ya era campeón gallego de 100 metros en la categoría de mayores de 50 y subcampeón de España en 100 metros. Alberto Pérez entrena a un grupo de ocho corredores, de los que dos, él y un amigo, son los únicos veteranos. "Estoy muy agradecido, nos entrena desinteresadamente", precisa.

Este oleirense es un velocista nato, los 60 y los 100 metros no tienen secretos para él, pero en 2009 se inició en los 200 y no le ha ido mal, ya tiene un campeonato de España. José Manuel Bao explica que cada corredor tiene que explotar sus desventajas. "Yo soy bajito, tengo menos zancada, me sacan unos veinte centímetros, así que tengo desventaja si la carrera es larga. Pero yo tengo más capacidad de reacción, mejor salida, así que tengo ventaja en las carreras más cortas", indica.

Camaradería

Asegura que se hacen "muy buenas amistades" en estas competiciones en las que reina el buen humor y la camaradería y destaca que las lesiones son el peor enemigo, sobre todo en la categoría de veteranos. "A estas edades no te recuperas tan pronto como cuando tenías veintitantos", precisa.

"Es un deporte de mucho sacrificio, muy duro, y los jóvenes de hoy no quieren sacrificarse, prefieren estar con la play. Y los padres quieren que hagan un deporte para ganar dinero y notoriedad, los meten en el fútbol a ver si sale un Messi, o ahora el tenis, de moda por Nadal, existe un problema educacional muy grande. Yo veo más gente mayor corriendo, muchísima, que jóvenes", advierte.

Bao se estrenó en 2008 en la competición internacional con un campeonato del mundo en Francia en el que llegó a las semifinales. Su objetivo ahora es el campeonato europeo de pista cubierta en Gante y el del mundo al aire libre en California, los dos en 2011. "Seguiré mientras el cuerpo aguante", sentencia.