La empresa que ha solicitado autorización a la Xunta para extraer en Miño anfibolita -roca que se compone sobre todo de anfíbol, un tipo de amianto o asbesto- pretende explotar el mineral en una cantera a cielo abierto con una altura máxima de 60 metros, lo que equivale a un edificio de 15 plantas. El amianto fue muy utilizado durante años en la construcción y la inhalación de sus fibras ha sido relacionada con diversas afecciones pulmonares y enfermedades como la asbestosis o el cáncer de pulmón.

En el trozo de monte que posee Comercio, Transportes y Auxiliares, denominado Palacio y situado a unos 300 metros de la aldea de Buíña, ya se extrajo hace años material para la construcción de la carretera N-651. De hecho, en la memoria del proyecto que ahora se expone al público para la presentación de alegaciones se recoge que hay un frente abierto en el que "ya se ve el recurso y se constata la presencia de anfibolita de calidad y adecuada dureza". Es más, se explica que la zona fue "parcialmente alterada por actividades antiguas" y que ahora está "abandonada", por lo que con la explotación se recuperaría "mediante los preceptivos trabajos de restauración".

Sin embargo, dicho terreno no fue siempre de su propiedad. En 1996, la Xunta concedió al empresario Manuel Rey Ruanova autorización para "aprovechamiento de recursos de la sección A" en el monte Palacio, tras la aprobación de la preceptiva declaración de impacto ambiental. No obstante, Rey Ruanova no llegó a iniciar la explotación y el Gobierno gallego declaró caduco el permiso en mayo de 2004. En junio, Comercio, Transportes y Auxiliares recurrió dicha caducidad, pidió que se le reconociese como nuevo propietario y alegó la atribución del derecho minero mediante escritura de aportación al capital social tras el fallecimiento de Rey Ruanova. Incumplió, no obstante, el plazo máximo para la solicitud de transmisión de la autorización mortis causa, por lo que tuvo que solicitar un nuevo permiso a la Xunta.