Belén Rueda flota por encima de los tópicos. Presentadora de concursos, actriz de teleserie y de cine€ la madrileña ha sabido triunfar en medios diversos, emanciparse de los peajes de su popularidad y zafarse del encasillamiento. Hoy por hoy, su rostro en un cartel suele ser sinónimo de buenos resultados en taquilla, una cualidad extraña en el cine español y de la que sólo puede presumir Mario Casas, con el que pronto estrenará 'Ismael'. Ahora, forma tándem con otro de los actores con verdadero tirón, el argentino Ricardo Darín, en 'Séptimo', angustioso thriller de pasillos y escaleras sobre la desaparición de dos niños, firmado por Patxi Amezcua.

¿Está especializándose en el papel de la madre? ¿Se siente cómoda en él?

Creo que propicio la imagen de que soy madre, porque a otras actrices que hacen este tipo de personajes no les preguntan tanto. Tiene que ser algo que transmito yo, sospecho. En esta película, en la que muy al principio desaparecen nuestros hijos, se habla de paternidad, pero se cuentan muchas otras cosas. Y creo que propone un miedo reconocible, incluso aunque no seas padre: cuando dejan unos niños a tu cuidado en un parque, si no los ves durante un minuto quieres morirte. Ese miedo.

La pareja está separada, y la pérdida los pone a funcionar a la par. Se reactivan como pareja, en términos funcionales.

Sí, son como un equipo. Cuando estábamos planteándonos la película, recuerdo que todo el mundo me advirtió de que relacionarse en el trabajo con Ricardo Darín iba a ser una maravilla, pero se quedaron cortos. Era muy importante que nos entendiéramos, que se supiera muy rápido en qué punto de su relación estaban estos personajes. Sobre todo, considerando que la película se desarrolla en un solo día, en unas pocas horas, de hecho. Ellos se han separado, pero no hace tanto, un año o así, por eso aún comparten rutinas como los pequeños reproches por un retraso. Es curioso, porque la reacción que tiene el personaje de Ricardo es la que asumimos como más propia de la madre. Rodando la primera escena, en la que llego tras saber que los críos han desaparecido y digo: "¿Dónde están mis hijos?". Agarré a Ricardo por la solapa y le pegué un meneo tremendo, y Patxi, el director, me dijo: "No, no. Quiero que tú seas la que mantiene la calma". Tendemos a creer que una madre nunca haría algo así, pero ¿por qué decimos "nunca"? Hay muchas reacciones posibles ante un hecho extremo como este, al menos en lo visible, en la exteriorización. Cualquiera estaría deseando sacudir a Ricardo por haber extraviado a los hijos, pero no todo el mundo. Y solemos juzgar a la gente en función de cómo expresa su dolor o su inquietud. Hay formas culturalmente muy variadas de mostrar el dolor y grados de exteriorización distintos casi en cada latitud. Claro, y además también influye el carácter. Recuerdo haber hablado con Patxi del personaje, porque en el guión tenía muy poco texto y, sin embargo, tengo que contar mucho. Por eso reaccioné así con Ricardo Darín, y cuando Patxi me dijo que no, pensé: "Pero, ¿cómo qué no?". Damos por sentadas demasiadas cosas.

Cuando el padre al fin le cuenta por teléfono a la mujer que los niños han desaparecido, él acapara todo el dolor. Eso parece frenar a su personaje.

Es verdad. A menudo, cuando vemos en otro el comportamiento que adoptaríamos nosotros, cambiamos de postura. Sobre todo, en situaciones extremas. Hay un reparto de roles. Alguien tiene que mantener la calma. Es, como decía antes, un tándem, es la funcionalidad como equipo. Esta es una pareja con muchas desavenencias, pero, de pronto, hay un entendimiento por una causa mayor. Él es el más violento, llora, se desespera, desconfía de todo€ También es cierto que siente más responsabilidad, porque los niños estaban con él.

¿Cómo fue la relación con los chicos? Tienen pocas escenas, pero son muy intensas, parecen exigir un cierto grado de confianza con ellos.

Fue un rodaje un poco especial. Yo estaba grabando la serie 'Luna, el misterio de Calenda' y me incorporé cuando ya llevaban un mes trabajando. A los niños no los había conocido, pero llevábamos un tiempo hablándonos por Skype. La imagen era muy divertida, porque al principio estaban los dos en un sofá, muy formalitos, y al rato uno estaba con la cabeza colgando del sofá, el otro subiéndose por encima, riéndonos los tres y yo tratando de poner orden, muy distendidos. A los chicos hay que meterlos en situación de forma diferente a como se hace con los adultos, porque pretendes un resultado final y a la vez que el contenido dramático les afecte lo menos posible. Y fue bastante fácil porque estaban encantados de hacerlo, estaban muy por la labor. Trabajamos en crear complicidades rápidamente porque hay algo importante al principio de la película que se cuenta muy de pasada: que el personaje de Ricardo lleva un año sin hacer caso a sus hijos ni a su exmujer. Como la historia está contada desde su punto de vista, parece Don Padre, pero para entender la historia era importante aclararlo.

Usted es una de las pocas actrices que por sí mismas tiran de la taquilla. Vive un idilio con el público.

Lo agradezco mucho, pero quiero decir que lo importante es que hay un gran equipo detrás. No es un tópico. Tengo la suerte de poder elegir proyectos, y hay algunos que los escoges por el guión o porque al conocer al director te seduce (y ya sabemos que hay tres películas: la del guión, la del rodaje y la del montaje, y en todo eso está implicado el director). O puedes elegir por un actor con el que quieres trabajar€ Además, he tenido la suerte de colaborar con directores a quienes les gusta ensayar. Eso permite crear vínculos entre todos y, aunque para el espectador pueda parecer banal, hace más creíble lo que se cuenta. Quiero decir que si el público ve mis películas, es por haber trabajado con equipos diez.

Pilar López de Ayala explicaba que el año de 'Juana la Loca' su popularidad no fue ni la mitad de intensa que cuando aparecía en 'Al salir de clase'. ¿Su carrera de televisión puede estar detrás de su tremenda popularidad?

Es cierto que la televisión tiene una potencia de popularidad que el cine no tiene. Si lo miras de forma objetiva, te estás metiendo en casa de la gente una vez por semana, y te vuelves alguien familiar, como el amigo, el vecino o el compañero de trabajo, uno más de la familia. Pero también es cierto que yo crecí en un momento de la televisión en que había muchas menos cadenas. Había una oferta menor y muy familiar, todo se veía en familia, y eso crea un vínculo más afectivo con el público.

Comentaba hace un momento que puede elegir. ¿Decide película a película o tiene la capacidad de proyectarse en el futuro y planificar un cierto tipo de carrera?

Lógicamente uno se proyecta hacia el futuro, pero no a largo plazo. Sabe lo que no quiere hacer. Eso es importante. Pero dependes de lo que te ofrecen€ a no ser que llegue un momento, que llegará, en el que te decidas a sacar adelante un proyecto propio con un equipo de gente con la que hayas trabajado€

Me lo está diciendo, pero sospecho que si se lo pregunto, no me lo va a contar, ¿no?

Jajaja. No, ¿sabes lo que pasa? Que en esta profesión no sólo haces trabajos, haces amigos. Y con ellos hablas de cosas que te gustaría hacer. Nada muy concreto, pero se va concretando con el paso de los años. En todo caso, cuando elijo proyecto tiene que apasionarme por alguno de los motivos que he comentado. Por ejemplo, suelo decir que me gustaría hacer comedia, pero resulta muy difícil que me interese una comedia a partir del guion. Es muy difícil leer una comedia. Porque ha de tener unos elementos, unas pautas, que parecen siempre iguales, y es el director el que puede hacer que se convierta en algo completamente diferente. Es decir: Daniel Sánchez Arévalo.

¿Lo de la comedia lo dice un poco por salir del género? Ha hecho mucho terror, thriller, suspense.

No creas. Empecé en el cine con Mar adentro, de Amenábar, mi gran padrino. Y en televisión estaba haciendo comedia y seguro que nadie me veía en drama. Hay algo hermoso en que, cuando la gente te ve haciendo algo, un registro concreto, piense que no puedes hacer otra cosa: significa que le estás convenciendo. Lo importante es que lo que hagas, te lo creas.

"Hay algo hermoso en que cuando la gente te ve en un registro concreto piense que no puedes hacer otra cosa: significa que la estás convenciendo"