Puede presumir, a falta de mayores logros, de no aburrir e incluso de entretener durante los 90 minutos reglamentarios de metraje, algo que no deja de ser un buen regalo en tiempos en los que el aburrimiento suele campar a sus anchas en las pantallas.Es verdad que su director, el también guionista David Serrano, no consigue afianzar del todo su trabajo en la comedia, pero todavía hay esperanzas de que ese logro se haga realidad.

Aquí, de hecho, mejora los resultados de sus estrenos precedentes y por momentos encuentra la vía libre al humor. Ha contado para ello, por supuesto, con un reparto más que destacado en nuestro cine, con figuras de la talla de Michelle Jenner y Hugo Silva, dos de los jóvenes más cotizados, y de los veteranos Verónica For- qué, que sigue en plena forma, y un Óscar Ladoire en su mejor momento.

El comienzo, por otra parte, es más que esperanzador, con unos títulos de crédito que acompañan la secuencia más inspirada de la cinta, la que cuenta como el infortunado protagonista, Jorge, se ha arruinado por completo al sufrir, con su pésimo olfato para los temas económicos, todas las estafas que ha padecido este país en los últimos años, desde la de Forum Filetélico hasta las de las preferentes de los bancos.

Por eso su situación es desesperada y su exmujer no hace más que echar leña al fuego cuando se plantea pedirle el divorcio para casarse con un rico guaperas argentino. Esta cuestión se acabará embrollando cuando los padres de Jorge, que también están separados y no mantienen precisamente una relación amistosa, se ven obligados a intervenir en ese proceso de la ruptura matrimonial.

Es un cuadro propicio para que recursos clásicos de la comedia, como el equívoco y el enredo en primer término, afloren de principio a fin con el afán de provocar la carcajada o, en su defecto, la sonrisa. En esa dirección se sitúa el hecho de reunir a todos los personajes clave en un desenlace que se inscribe en la esencia del género.