Se habla de clásico, de 'el clásico', y la mayoría piensa en el fútbol, en el encuentro entre dos grandes, Real Madrid y Barcelona. Lo digo porque cada equis tiempo, no sé con qué frecuencia, pero más de una vez al año, quizá más veces, escucho por la tele que "hoy se celebra el clásico entre..." Pero hoy no me refiero a algo que no veo pase lo que pase y juegue quien juegue. No entiendo de fútbol, no me gusta el fútbol, procuro no hablar de fútbol.

Hoy me refiero a otro clásico. Ya ha empezado la campaña. Como cada año, ha vuelto. Es decir, un clásico de la publicidad. Y un clásico, perdónenme el atrevimiento, de esta columna. Hablo de los anuncios que ya han iniciado los obispos a través de la Conferencia Episcopal. No falla. En cuanto en España se empieza a hablar de dinero, en una u otra dirección, de tu bolsillo al de Hacienda, o al revés, la iglesia se moviliza a ver qué pilla, y sí, siempre pilla cacho, mucho. Pilla cacho de todos nosotros. De creyentes, de ateos, de otras religiones, de todos.

La campaña 'Por tantos' de este año se llama 'Desmontando mitos'. La defiende una señora con pinta de Rottenmeier que se esfuerza, mal, en parecerlo. Hace esfuerzos para que la sonrisa forzada no se le desdibuje de una cara muy mal maquillada, pero el resultado es raro, falso, no creíble. Eso sí, cachonda es un rato.

Casi me descojono al final cuando al terminar su perorata, desmontando falsos mitos, que no recibe 11.000 millones al año, que no paga el IBI, que no tiene ningún régimen especial, que apenas destina un poco de dinero a Cáritas, dice que la iglesia católica no tiene ningún privilegio. Juas, juas. Por cierto, no olvides marcar la casilla del ático de Rouco Varela, pobre de solemnidad.