Está dedicada a la memoria del gran cineasta italiano Ettore Scola y si bien el alumno no iguala al maestro y falta un largo trecho para que esto suceda hay que reconocer que en el trabajo del director, guionista y actor Pierfrancesco Diliberto, que firma con el seudónimo de Pif, hay destellos de calidad y de imaginación indiscutibles.

Esta historia de amor sobre la base de una parodia de la segunda guerra mundial, justamente cuando las tropas aliadas de Patton desalojan a los nazis de Sicilia, hace brotar la sonrisa de vez en cuando y denota, por encima de todo, un conocimiento exhaustivo de unos tipos populares que pueden ser tópicos pero que todavía funcionan de cara al espectador.

Con el detalle a tener muy en cuenta de una ambientación exquisita que contribuye al deleite visual y que justifican los cuatro 'David di Donatello' con los que fue recompensada. Segundo largometraje como director de Pif, que debutó en 2013 con 'La mafia uccide solo d’estate', que fue un gran éxito de taquilla, tiene que hacer frente, por desgracia, en España a dos gravísimos inconvenientes.

El primero y más grave un doblaje intolerable que traiciona el sentido del original, en el que, con toda lógica, los sicilianos hablan en italiano y los aliados en inglés, en tanto que en España todos se expresan en castellano. Ello da pie a situaciones absurdas y surrealistas en las que personas que hablan perfectamente el mismo idioma no se entienden.

Por otra parte el título que se le ha dado en nuestro país no sólo es estúpido sino que no tiene nada que ver con 'En guerra por amor', que se le dio en Italia.

Así las cosas, esta es una cinta de cultura bilingüe, tergiversada en nuestro país, que enfrenta religión y política, con cosas tan insólitas como las estatuas de la Virgen y Mussolini intentando ganarse a sus adeptos, que demuestra la fuerza del amor incluso en las situaciones más desesperadas. Es el caso de Flora, que rige un restaurante en Nueva York y que está enamorada de Arturo, que ha decidido para conquistarla colaborar con los aliados y regresar a Sicilia, a pesar de lo cual el romance parece imposible. Y es que, por desgracia, ella está prometida a un jefe mafioso que es colaborador íntimo del célebre Lucky Luciano. La única solución que contempla Arturo es pedir la mano de Flora a su padre.