Jackie Chan sigue en forma y está capacitado, a sus 62 años, para hacer frente a todo un equipo de especialistas británicos en materia antiterrorista y poner en entredicho las cualidades físicas y la capacidad estratégica de un enemigo más fuerte, más joven y mejor equipado. Al menos es lo que pone de relieve esta película, basada en la novela de Stephen Leather The Chinaman, una apología de la venganza en la que tiene que vérselas con Pierce Brosnan, el actor que incorporó a James Bond, y a todo su séquito de agentes.

Un relato resuelto con sobradas muestras de oficio por un Martin Campbell con probada soltura en el cine de acción y de aventuras, como demostró en las dos cintas que dirigió del agente 007, Goldeneye y Casino Royale y en títulos tan conocidos como La leyenda del Zorro y La máscara del Zorro, pero excesivamente exagerado en la definición del protagonista.

Chan, con un toque más dramático de lo que acostumbra, incorpora a Quan, un chino que regenta una peluquería en Londres y que vive con su hija adolescente, el único familiar que le queda tras la muerte de su esposa y dos hijas en la huida que llevó a cabo de su país en busca de la libertad. El cruel destino, sin embargo, todavía le tiene reservada una trágica experiencia, al contemplar apenas iniciada la proyección la muerte de su hija en un atentado terrorista en la capital inglesa a pocos metros de él. Noqueado y hundido, tiene muy claro que va a entregarse por entero a la búsqueda de los responsables de semejante crimen. Es la excusa para que se abra paso al consabido juego del gato y del ratón, en el que los jugadores no son otros que el propio Chan y el viceministro irlandés Liam Hennesy, que fue miembro del IRA y que se ha encargado de mantener el fin de las hostilidades entre el grupo terrorista y el ejecutivo de Londres, un periodo de paz que se prolonga 19 años pero que corre el riesgo de truncarse cuando un autodenominado IRA Auténtico reivindica el atentado en el que muere una decenas de seres inocentes. Quan intentará que Hennesy le facilite el nombre de los responsables del crimen y solo actuará por su cuenta y decidido a todo cuando comprueba que se le niega la información.