Leyendo la reciente información sobre la inasistencia oficial a la feria del cómic de Angulema (Francia), entiendo la desilusión de dibujantes que aspiraban a estar presentes en el pabellón que la Xunta de Galicia montó en las dos últimas ediciones. En parte, el titular de la noticia parece como si la Xunta hubiese jugado una mala pasada a todos, a Galicia, a los dibujantes y a los propios amantes de la historieta. Luego, cuando lees el texto de la información ya te vas dando cuenta de que no es así, tanto por las explicaciones del Santy Gutiérrez, como por el propio devenir de la muestra de este año, pues se adivina que estamos en un momento de reflexión. Hay reflexión por parte de la propia Asociación Gallega de Profesionales de la Ilustración (AGPI) que se replantea su estrategia y que ya ni había solicitado cobertura económica a la Xunta para la feria de este año, y hay también ponderación de la Xunta que recorta gastos. Pero hay más. Hasta hace poco, determinados políticos eran generosos padrinos, por ser buenos aficionados, de la historieta gallega. Ahora ya no gozan de ese poder de decisión ni de tanto patronazgo. Si van dibujantes gallegos a Angulema lo hacen por su cuenta. Mejor así, pues si no el cómic gallego puede verse siempre encasillado en cierto renglón político. Ahora aspirará a ser más libre. Lo cual no exime de ayudar y fomentar siempre las manifestaciones culturales gallegas, y el cómic es una de ellas.