Pocas gestas merecen tal nombre como la de los brigadistas norteamericanos que ayudaron a la República en nuestra Guerra Civil integrados en la Brigada Lincoln: jóvenes llegados casi de otro planeta para participar (algunos manipulados, otros no) en una lucha cósmica que pretendía cambiar el mundo. Uno de ellos, Norman Berkowitz, hijo de un fabricante de relojes de Boston que se había trasladado a Nueva York, murió este verano. En el obituario publicado tras la muerte, su hija Claire dice lo siguiente (noticia y traducción de Julio Gavito): "Mi padre, Norman (Nathan) Berkowitz murió pacíficamente a los 96 años de edad el 30 de julio. Después de no poder hablar durante 36 horas, Norman se recuperó y habló sin parar durante 30 minutos. Sus últimas palabras las dirigió a su nieto y eran, sorprendentemente, en español. No era una sorpresa el que se refirieran a sus recuerdos de España".