El concepto de desarrollo sostenible es la norma que debe guiar en el futuro la estrategia de producciones y mercados, sobre todo, en materia agroalimentaria, por ello las nuevas políticas en este ámbito deben dirigirse a fomentar las prácticas de reutilización y reconsumo por parte de industrias y explotaciones y a una estrategia de mejor información del consumidor para que la demanda alimentaria pueda dirigirse hacia productos menos perjudiciales y elaborados con tecnologías limpias.

De este modo el consumidor, cuando está bien informado, dirigirá su interés de adquisiciones en función lo que realmente precisa y tendrá cada vez más en cuenta los aspectos medioambientales, por eso los responsables de marketing del sector de alimentación dan, cada vez, más importancia a la calidad reflejada en los atributos del producto alimenticio, así como al hecho de transmitir, con eficacia, la sensibilidad medioambiental que se ha seguido en los procesos productivos del producto que el consumidor, se encuentra en el mercado.

Uno de los aspectos que, actualmente, debe tener en cuenta el sector productivo agroalimentario es el diseño del perfil del consumidor ecológico que en la actualidad es una persona entre cuarenta y cincuenta y cinco años profesional que trabaja fuera del hogar y presenta alto nivel de formación, vive en unidades familiares reducidas y tiene marcadas preferencias por llevar una vida sana en todos los aspectos. Este es el prototipo de consumidor que ha comenzado a tirar de los alimentos ecológicos. El sector productivo tiene en sus manos otros tres elementos para potenciar este consumo: la calidad del producto ecológico, el precio y la distribución. Por ello es esencial que los alimentos ecológicos cuenten siempre con la garantía que otorga una etiqueta adecuada que transmita los valores del producto mejorando las ventas y la imagen del producto incluyendo envases reciclables y otros elementos similares, todo ello sensibiliza al consumidor y deja constancia de la protección al medio ambiente por parte de la marca que se ofrece en el mercado. Para fijar el precio de un alimento ecológico, deben tenerse en cuenta, además de los costes propios, la percepción del consumidor y los precios de competencia y tener muy presente que el consumidor de estos productos está dispuesto a pagar un sobre-precio por la calidad intrínseca y medioambiental del alimento. Finalmente, y en lo que hace a la distribución, cabe recordar que una de las vías para potenciar el consumo de alimentos ecológicos y el incremento de la presencia de estos productos en las grandes superficies comerciales, con una oferta suficientemente diversificada y continuada alternando diferentes productos de estación, lo cual, requiere la existencia de acuerdos transversales entre diversos sectores productivos con el fin de ganar presencia en el mercado y, al mismo tiempo, acercar los precios en origen y en consumo. Sin embargo uno de los factores más importantes para aumentar el consumo de estos productos ecológicos es que el consumidor pueda encontrar una información cada vez más amplia, más completa y más fiable, lo cual supone un verdadero reto en que se combinan la estrategia de mercado y los intereses comunes del sector agroalimentario.