Y qué decís los docentes sobre vuestro trabajo ante el mediocre resultado en comprensión lectora que obtienen los alumnos españoles según el informe PISA 2009? Sépase que no es libre elección de los profesores de Lengua, en concreto, el explicar en clase aquello que nos venga en gana o consideremos más apropiado. La ley nos impone el desarrollo de un currículo, durante tres o cuatro horas semanales, por culpa de cuya obsolescencia y prolijidad (hablo sólo por mí mismo, claro) malamente se encuentra tiempo para dedicarlo a que los chavales desarrollen a fondo la capacidad de leer y entender lo que leen. Es decir, creo que nos gustaría menos carga curricular abstrusa e intransitiva y más ocasión para practicar, mediante libros, artículos e informaciones de periódicos o webs cualificadas, ejercicios de prosodia y escritura creativa. Se nos ocupa, amén de en continuas labores burocráticas tan pintorescas como inútiles, en la obligación de que distingan los estudiantes entre el complemento de régimen y el complemento circunstancial, y en que penetren a fondo en los para ellos nada apasionantes mundos de los sintagmas, los morfemas flexivos o derivativos, las subcategorías morfológicas, los fonemas o la biografía de don Miguel de Unamuno y Jugo. Pero, además, los beneficios del ratito que distraemos para la comprensión lectora van a ser boicoteados por la tele, por la clase política, por los nuevos becerros de oro, por las emanaciones escritas y orales del Poder... y hasta por los redactores del informe PISA, que tiene bemoles lo mal, lo rematadamente mal que escriben, ejemplo palmario de que el fallo viene sobre todo del sistema, de unos asesores ministeriales o correveidiles consejeriles, enfermos de pedagogía teórica, infectados por los virus del barbarismo lingüístico, desconocedores completos, además, de cómo es y cómo se comporta un mozo de 15 años. Botón de muestra: en la Nota de la página 31 del informe PISA, editado por nuestro Ministerio de Educación, se usa la palabra "aparece" cinco veces... ¡en cinco renglones y medio! ¿Con qué autoridad en la lengua propia puede exigir el listo ministerial que así redacta un esfuerzo en comprensión lectora al estudiante adolescente si ni él mismo es capaz de encontrar sinónimos a un verbo tan corriente como "aparecer", por lo que se ve impelido a repetirlo y repetirlo?

Muchos nos sentimos en clase como el fontanero que acude a un domicilio para desatascar los conductos obstruidos y que, tras dejar las tuberías libres y en pleno uso, es requerido al día siguiente para que cumpla la misma función, pues la familia ha vuelto a arrojar por los sumideros todas las materias opilantes que tuvo a mano. Es decir, el chaval sale de clase sabiendo que se comunicará bien si usa palabras claras y significantes; pero la televisión, internet, los discursos que pilla, las tertulias que al pasar escucha, los papeles que lee, los informes que le llegan y los cuestionarios que debe rellenar lo convencen de que el profe es un extraterrestre que enseña un modo de expresarse que nadie usa fuera del aula. Fallan algunos profesores, desanimados por la falta de autoridad que se les otorga y por un currículo abrumador; falla el sistema educativo, por obsolescencia y por la tiranía de pedagogos a la violeta y sociólogos de chiste; falla el sistema, porque al Poder no le interesa en verdad que los chavales comprendan lo que leen, ni siquiera que lean. Acríticos y entontecidos se los gobierna mejor, se les vende mejor la moto, se los embauca que da gusto, fin último de cualquier tiranía.