Nada perturba más a nuestro alcalde que la continuada presencia siempre arrogante del embajador cerca del Vaticano don Paco Vázquez, amigo de pavonearse por La Coruña no pierde ripio para que los ciudadanos contrasten su "empuje" con las carencias jerárquicas de su sucesor. Losada ha tenido estos días varios contratiempos. Entre los 80 alcaldes valorados de España aparece con el número 71, las sentencias firmes sobre el caso relámpago (8,2 millones de indemnización a los vecinos de Someso), y el contencioso del edificio Fenosa, intranquilizan la vida municipal. Uno y otro fallo judicial debería comportar la inhabilitación del entonces alcalde (Vázquez) y de los concejales de Urbanismo responsables entre los que aparece el propio Losada. Hechos tan notorios aumentan asimismo, la desafección ciudadana hacia el bipartito municipal, porque han comprobado cómo se han sometido los principios, al principio del poder y de la nómina. Hoy, votar PSOE es votar BNG y viceversa. Grave error socialista doblegarse ante una fuerza radical y minoritaria. En Teoría Política, se aprende cómo la socialdemocracia, concebida como ideología, representa también a la burguesía ilustrada (Prof. Pendás). Por esta razón, negar la palabra al adversario e impedirle la presentación de iniciativas, como hace el gobierno local, nos lleva a la duda: ¿democracia y olocracia? ¿Gobierno del pueblo o del populacho? Los nacionalistas han marcado un paisaje de preferencias que poco tiene que ver con la libertad, como no sea la de ellos mismos. En este limbo, Losada, carente de argumentos y de "banquillo", se ha erigido en maestro de sí mismo, y vuelve a apoyarse en los "dinosaurios" socialistas municipales. Reclama a mar Barcón y quiere que siga Carmen Marón, tras 21 años de vida municipal ayuna ideas. La señora Marón, personaje de apariencia seria, maneja las cuentas del partido y del Ayuntamiento como una acordeonista, aunque en nuestra opinión el talento no es consecuente con las responsabilidades que se atribuye. Es éste el mejor ejemplo de la realidad edilicia, aflora cuando ha encontrado su nivel.

El alcalde ufano de las reformas en la Avenida del General Sanjurjo sugiere la visita como si el bulevar hubiese sido convertido en el jardín de los cerezos. No ha caído en la cuenta que Chejov, autor de la obra del mismo nombre, y médico como Losada, había propuesto como título original "el jardín de los guindos", porque estimaba que la cereza no era fruta de Rusia. La reflexión nos lleva a la esperanza de que las urnas bajen al más de uno del guindo.