La grúa municipal retiró el año pasado de las calles de la ciudad de A Coruña un 41% menos de vehículos que en 2006. En los últimos cinco años, el descenso en el número de operaciones que realiza la Policía Local ha sido constante y ha pasado de los 14.035 automóviles retirados en 2006 a los 8.280 que fueron llevados al depósito de O Martinete en 2010. Una bajada que responde, según la Policía Local, a las campañas contra la doble fila que se desarrollaron en los últimos años y que, defienden, han hecho efecto entre los conductores.

Basta sin embargo con echar un simple vistazo cotidiano a las calles de la ciudad para comprobar fácilmente que la doble fila sigue siendo el principal quebradero del tráfico en A Coruña, una urbe que tiene precisamente en la circulación rodada uno de sus principales desafíos. Esta es la razón por la que el Ayuntamiento ha decidido redistribuir desde la semana pasada las cuatro grúas de cada turno por la ciudad para acudir más rápido a las llamadas. Además, equipadas con un sistema de comunicación con GPS y sin los agentes del 092 dentro de las grúas, habrá mayor control para que el servicio sea más eficiente.

Esta redistribución del servicio de las grúas municipales hace pensar lógicamente en que la tendencia se revertirá y que el número de vehículos retirados de las calles de la ciudad se incrementará a partir de ahora. Las grúas estarán ubicadas en tres puntos de la ciudad, dispuestas a acudir a la llamada de cualquier ciudadano o a la de los agentes que patrullan las calles. De esta manera, dicen desde el Ayuntamiento, serán más ágiles y ofrecerán una mejor prestación. La estación de autobuses, el pabellón de deportes de Riazor y el cuartel de la Policía Local en Orillamar serán las bases donde se ubicarán los vehículos a la espera de las alertas. Los conductores de las grúas contarán con un dispositivo del sistema de comunicaciones digital con el que cuenta el 092 desde este mismo año donde recibirán las peticiones. Además, este mismo aparato está dotado de GPS, por lo que desde la central de la Policía Local podrán saber dónde están los vehículos en todo momento y así coordinar mejor sus actuaciones.

La eficacia de las grúas mejorará aún más al modificarse la función de los agentes, que ya no patrullarán dentro de los vehículos de la concesionaria. Los policías habían denunciado reiteradamente esta situación en los últimos años al considerar que no era su función y que deberían estar en la calle, en labores de vigilancia a pie o en un vehículo del 092. El Gobierno local ha respondido a esta demanda y ahora los cuatro policías locales que, en cada turno, viajaban en la grúa, formarán dos patrullas que controlarán la doble fila en la propia calle y también otros aparcamientos prohibidos, como las paradas de autobús, los vados, las zonas de carga y descarga y otros lugares reservados para el estacionamiento.

En un reciente sondeo, los coruñeses identificaban el tráfico como el primer problema de la ciudad, geográficamente lastrada en este aspecto por su condición de península. El censo de automóviles creció más de un 5% en la última década y ya supera los 127.000 vehículos, mientras que los viales no aumentan, sino que incluso se reducen. Por si fuera poco, la documentación del nuevo plan general pronostica un aumento del 30% en la densidad del tráfico. Los desplazamientos en automóvil privado en la ciudad coruñesa multiplican por cuatro los que se cubren a bordo del transporte público, lo que se traduce a diario en un abuso del estacionamiento indebido, especialmente de la doble fila, que aboca a la circulación por las calles coruñesas a un insufrible caos. Un problema que tenderá a agravarse con la probable retirada del carril bus.

No cabe duda de que los estacionamientos indebidos estarán más controlados a partir de ahora con esta reforma del servicio de vigilancia y retirada de vehículos mal estacionados, aunque muchos ciudadanos puedan albergar también el temor de que, en plena crisis económica, este impulso a la actividad de la grúa municipal esté en realidad destinado a un afán recaudatorio que alivie las arcas municipales y que en su celo no haga distinciones razonables a la hora de sancionar. El Gobierno local debe disipar esas dudas con unas claras directrices a los responsables del servicio en las que haya tolerancia cero con una doble fila que amenaza con estrangular la circulación en la ciudad y sentido común con otras situaciones que no representen un verdadero problema para el tráfico. Garantizar la fluidez del tráfico en las calles de una ciudad que registra un automóvil por cada dos vecinos es uno de los pilares básicos para mejorar la calidad de vida de los coruñeses.