La Asociación Hostelería Compostela ha instado al Ministerio de Fomento a frenar la inversión en los aeropuertos de Alvedro y de Peinador, "deficitarios y con limitaciones", a la vez que reclaman "un sistema aeroportuario coherente". La "coherencia" en manos de tan calificados expertos aeronáuticos ya sabemos lo que significa. De nuevo asoma el paletismo parroquial, el viejo ismo de la vanguardia cantonal, propicia a personajes de alcamonía y almotacenes que suelen ser jaleados por la mansedumbre mediática, con esa lacerante filosofía de verdades olvidadas, ajena a las orientaciones éticas oportunas. Nuestro alcalde ha puesto manos a la obra, si los hados del 20-N le son favorables impulsará los instrumentos de progreso imprescindibles (puerto, aeropuerto, accesos, etc.), además de poner luz a la miopía cósmica de las autoridades nacionales que, como las de la Xunta (hasta ahora renuentes), tienen el Xacobeo y el Obradoiro (plaza) como el universo entero. Nos gustaría que la acción municipal tuviese un notorio acompañamiento de la mortecina Cámara de Comercio. La Coruña y Vigo siguen atrapadas por el centralismo regional, más drástico y absorbente que el viejo de Madrid. Sólo así se concibe que en este cacicato se hiciese posible una megalópolis cultural como la ideada por Fraga (1). Atraer turismo desde Santiago será más fácil cuando la señalización de las rutas hacia La Coruña sea menos precaria. Con el nuevo equipo municipal, toca empezar de cero. La promoción que propugna el Ayuntamiento coruñés, si no marca un catálogo de preferencias, será un canto a la nada. La era del bipartito fue un tiempo perdido. Nuestro Ícaro local, D. Enrique, había perdido el libreto en la mudanza de americana. A partir del 20-N, si los pronósticos se cumplen, el ministro Blanco, que ha relegado a La Coruña, quedará seguramente fuera de cobertura y no podrá ser guardián de sus propias ocurrencias. Entre tanto, seguiremos a la espera de la terminal de Alvedro, cuyas obras debieran finalizar el año próximo. Ausente ya el contador de nubes, a los coruñeses sólo nos quedan las Alas de Gaviota, ese adefesio chirriante, símbolo de la etapa del vazquismo.

(1) Reproducimos de La tronera de Antonio Gala, en El Mundo (19-09-11): "La Ciudad de la Cultura es para mear y no echar gota: qué cultura tan lejana en todos los sentidos" (sic). Y Feijóo, austero y recortado, soltando el chorro de los euros.