A Coruña evidencia en los primeros compases de este año 2012, que se augura muy duro social y económicamente, un agravamiento de los síntomas más indeseables de la crisis. Las alarmas se han encendido sobre todo al conocerse que fue en el pasado mes de diciembre la provincia en la que se destruyó más empleo en España y que ha superado por primera vez la barrera psicológica de las cien mil personas sin trabajo.

El dato encierra además otra revelación preocupante: uno de cada tres parados de la provincia coruñesa, 34.106 de 101.652, pertenecen a La Gran Coruña. Los nueve ayuntamientos que conforman el área metropolitana, Abegondo, Arteixo, Bergondo, Cambre, Carral, A Coruña, Culleredo, Oleiros y Sada, sufrieron el pasado mes el mayor aumento del desempleo en todo el país, pese a ser la locomotora económica de la comunidad que da trabajo al 30% de los gallegos. El que es el epicentro de la creación de riqueza en Galicia está empezando a pagar el mayor precio de la crisis en la comunidad, aunque en número absoluto de desempleados la provincia coruñesa se encuentre aún ligeramente por debajo de la pontevedresa, que registra un total de 102.960 parados.

El aumento del desempleo en A Coruña es el detonante además de otra serie de indicadores sociales que asoman también con crudeza. El número de familias que subsisten exclusivamente de un subsidio en la ciudad roza ya las 22.000 y la demanda de ayuda en Cáritas y la Cocina Económica se desborda. Los comedores sociales y otras organizaciones benéficas han registrado un importante aumento de pensionistas que acuden a estas instituciones porque destinan el importe de sus subsidios a sufragar las hipotecas y otras necesidades perentorias de los hijos que han perdido su trabajo. Los hogares coruñeses perdieron una media de ingresos de 1.200 euros durante el último año y el riesgo de pobreza se ha disparado al 11,51% a lo largo de 2011, según el Instituto Galego de Estatística.

Uno más de los datos inquietantes en este global empeoramiento coruñés es el desplome en 2011 del sector hotelero, que cerró el año con una caída de ocupación hasta el 35% tras perder el 8% de los clientes a pesar de rebajar los precios cerca de un 10%. El turismo, junto con el fenecido ladrillo y el pequeño comercio, fueron los pilares en los que se sustentó la economía coruñesa desde los años 90. La llamada Ciudad de Servicios erigida en tiempos de Francisco Vázquez para atraer a los consumidores de una economía en alza dejó entonces en segundo plano a los polígonos industriales. La crisis ha abierto sin embargo crecientes grietas en este modelo basado en un consumo ahora a la baja. Una consecuencia de la elección de esta estrategia económica queda reflejada en el Plan de Sectorial de Áreas Empresariais recién aprobado por la Xunta, en el que se constata que la comarca de A Coruña tendrá en la próxima década un déficit de 2,6 millones de metros cuadrados de suelo industrial.

El alcalde coruñés, Carlos Negreira, aludió en la campaña de las últimas elecciones municipales a la necesidad de repensar el modelo económico de la ciudad. Este debate está en estos momentos tomando cuerpo en el círculo de empresarios y economistas. Negreira puso en marcha en noviembre, para buscar soluciones a la creciente sangría de pasajeros en el aeropuerto de Alvedro, una interesante herramienta consultora en la que dio voz a empresarios, comerciantes, hosteleros y otras administraciones como la Autoridad Portuaria. Esta comisión, que tiene previsto reunirse cada mes, podría ser el germen de una más amplia célula pensante en la que se plantee ese oportuno debate sobre la necesidad o no de cambiar el modelo económico de la ciudad deA Coruña.

Las expectativas de 2012 prevén un empeoramiento de la situación, por la repercusión negativa que los recortes drásticos en el gasto público tendrán en la actividad económica en general y en la creación de empleo en particular. Y el desempleo es, precisamente, el drama que sacude ya a la décima parte de la población coruñesa. Quizás sea el momento de aprovechar la llamada de atención que arrojan las estadísticas de la crisis para coger el toro por los cuernos y pilotar un cambio de rumbo que encarrile el futuro de A Coruña.