Ciudadanos griegos golpeados por la crisis hacen cola en los hospitales que Médicos Sin Fronteras levantó para atender a los inmigrantes sin recursos. Gente empobrecida a quien el Estado asistencial no asiste tras los grandes recortes. Griegos son también quienes se adelantan a los inmigrantes para revolver al alba los contenedores de basura y quienes en invierno no encienden la calefacción. Griegos que han perdido su empleo o que han cerrado su negocio, porque el gasto de las familias se ha reducido al mínimo mientras los impuestos no dejan de aumentar. Son pinceladas de la vida cotidiana en un país rescatado e intervenido, pero no lo bastante para evitar que sus gobernantes apliquen de forma injusta e ineficaz los dictados de los interventores, ya que injusto e ineficaz es cualquier ajuste que no comience por volver del revés todo el sistema de clientelismo y corrupción que alimentó la locura de la deuda y se benefició de ella, así en la Administración como en las finanzas. Al renunciar a tal enfoque higienista, algo que no cabe esperar de los partidos que construyeron el fraude, sólo queda el ahogo de las clases medias y populares del sector privado, la desesperanza de la juventud y la incubación del huevo de la serpiente.

Pero a Berlín sólo le interesa que el Gobierno griego garantice el cumplimiento del cuadro macroeconómico. Atenas debe llevar su déficit y su deuda a las cifras comprometidas en el tiempo comprometido o, de lo contrario, se va a cerrar el grifo y allá se las compongan con la dracma. Ya existen informes según los cuales a la eurozona le sale más barato cargar con los costes de la salida griega del euro que pagar el precio de evitarlo. Éstos son los cálculos que cuentan. Lo otro, el reparto de la carga, se considera un asunto interno de los griegos. Podría argumentarse el interés de los acreedores para que el ajuste se haga de manera que tenga sentido y futuro, lo que pasa por un reparto de cargas que no se cebe en quienes podrían movilizar el crecimiento a poco que se les diera oxígeno. Podría argumentarse así, pero los tiburones al acecho también tienen su influencia.

Todo lo cual arroja alguna luz a lo que puede pasar con el rescate español. ¿Van a venir los hombres de negro a administrar nuestra crisis con justicia y eficacia? Más bien cabe pensar que se limitarán a sentarse al lado del Ministro para exigirle día y noche: "Recorta de donde quieras, pero recorta más, y más, y más, pero mucho más".