Las elecciones gallegas vuelven a ser clave en la política nacional. Rajoy se la juega en la persona de Núñez Feijóo, de cuyo éxito depende la credibilidad de su gobierno y la gestión de la crisis. Los comicios vascos no contabilizan tanto para el PP, tras su triste papel de Pepito Grillo en el gobierno socialista de Pachi López. Núñez Feijóo tiene a su favor haber rescatado para el cargo de presidente de la Xunta el matiz y la compostura, que se habían perdido durante el olvidable bipartito socio-nacionalista, y haberse adelantado, previsoramente, a la crisis. Su debe (el de Núñez Feijóo), más abajo. En la actualidad, sus oponentes, diseminados o escindidos, entiéndase PSOE y BNG, se sienten perdedores y buscan acercar posturas en aras de reeditar un gobierno de coalición. Es decir, lo que tanto les mueve: mandar, más que gobernar, sin importarles la experiencia nefasta de su última alianza. La incertidumbre parece explicar el tono de los mensajes de su líder Pachi Vázquez. Son como una regurgitación política e ideológica, un reflejo gástrico que lo mantiene incómodo incluso entre sus correligionarios. Jorquera (BNG) confunde el Estatuto con un listado de competencias. Sigue con el horario portugués, encerrado en una visión telúrica lugareña. Ante la arrogancia del PP, unos y otros actúan como si se les hubiese parado el biorritmo. En el debe de Núñez Feijóo, al que antes nos referimos, un mal endémico: haberse blindado en el gaudeamus de la pedregosa parroquia compostelana. Oportunista, maniobrero, amnésico según a qué hora y lugar, ha elaborado una imagen personal ficticia a base de cansinas operaciones de botafumeiro. La Coruña se siente defraudada con Núñez Fejóo y con sus apéndices municipales. No han cumplido una sola de las promesas electorales. Nuestra ciudad, el mayor bolsón de votos pepero, debe reflexionar y dar una lección cívica a la Xunta y a su candidato a la hora de ir a las urnas. Su actitud ha sido penosa y mejorable, aunque en campaña vuelva a presentarse servicial como una geisha. Lamentablemente, las opciones que se nos ofrecen carecen de atractivo. Como en el personaje de Faulkner, estamos en la disyuntiva de elegir entre la pena y la nada. Entre estas desgracias, la pena es más vida que la nada.

Otrosidigo

La Vuelta a España, a su paso por Galicia, permitió a Televisión Española ofrecer una serie extraordinaria de imágenes de nuestra región, que nada tienen que ver con los topicazos que suelen brindarnos los responsables del turismo regional. La profesionalidad de TVE ha demostrado que Galicia también se puede salvar desde el aire.