Acaban de meterle un considerable puro económico a dos emporios farmacéuticos por timarnos con el truco de llamar enfermedades a ciertos procesos desagradables de la vida y así forrarse vendiendo medicinas para tales presuntos males. El mercado, el dinero, la tela, el guano mandan, amigos míos, y si usted es tímido, si a usted le asaltan los miedos al hablar en público, si le desvelan a usted las frustraciones, si decaído anda usted o si usted va como una moto por volver de vacaciones o por no haber ido, ahí acuden los mercaderes de la química, los embaucadores de los principios activos, con grageas y píldoras y pastillas que prometen curarle de lo que consigo trae la vida misma, ese devenir natural. Algunos médicos, no pocos supuestos periodistas, sedicentes científicos (una vez untadas sus cuentas bancarias con dadivosas prestaciones y subsumidas sus voluntades con viajes, fiestorros y barra libre) recetan, cantan y aplauden, respectivamente, los polvitos mágicos que no valen para nada. Todo con tal de no educar al personal en que hay lo que hay: en que la vida se compone de subidones, bajonazos y estabilidad, y en que muy bien haríamos en tomarla como es. Todo por la pasta, pues.

Este tocomocho de bata blanca principia por inventar mediante siglas un síndrome y propinarle a continuación un remedio con muchas equis y zetas en su nombre. Contribuyo a la estafa con unas propuestas, a ver si me contratan los dioses de los laboratorios y me forro de una vez. Primer ejemplo: ¿Es usted un iletrado, quizá un analfabeto? ¿Su hijo rehúsa estudiar? ¿Le dan grima a su familia los libros? ¿Experimenta náuseas, mareos, somnolencia, migraña ocasional, estreñimiento o diarrea ante la perspectiva de ocupar unas horas en la lectura? No se inquiete: usted padece SAL (Síndrome de Abrir un Libro). Es una enfermedad, no una actitud. Contra el SAL está indicado especialmente "Letraxinz", un compuesto que reactiva la seronisis optativa inhibiendo los partinsores oftalmosos (no sé lo que estoy diciendo, Dios me perdone), convirtiendo a un patán de marca mayor en un fino degustador de Shakespeare. De venta en las mejores farmacias. Vamos con el segundo: ¿Gana usted peso cuando come? ¿Engorda tras fabadas, lentejas con chorizo y potes grasientos, espesos quesos y dulcísimos dulces? No se inquiete: usted padece AEPCEP (Afición Extremada a Platos de Cuchara, Embutidos y Pasteles). Es una enfermedad, no un viciazo. Contra el AEPCEP está indicado especialmente "Gulaxinz", un fármaco de nueva generación que protona los canduscos abstrusivos del gamma 18, dejando al paciente como una sílfide por más que desayune morcilla matachana con tocino.

He aquí el tercero: ¿Le tienen los demás por sucio y poco amigo de la higiene? ¿Apesta usted? ¿Deja en ascensores y a su paso un rastro casi tangible de olor a sobaquina y efluvios de las pudendas partes que no conocen el agua ni el jabón? No se inquiete: sufre usted el síndrome AMMU (Amor a la Mugre). Es una enfermedad, no una guarrada. Gracias a la "Pextenozina", usted reducirá en solo tres años la floxilización de los grunientos en la especaluria dorsal, expeliendo lavanda y rosas que es un primor. Consulte a su farmacéutico. El cuarto: ¿Los vecinos le recriminan que ponga la música al alto la lleva, que grite a horas intempestivas o de descanso, que retumbe la música en su coche atronando a quienes trabajan o sosiegan, que emita nocturnos alaridos al ir bolinga y ciego a las cuatro de la mañana? Científicos de la Universidad de Osuna han demostrado que se trata de una enfermedad, no de una incivilidad de parásito social. Es el llamado síndrome YDCEM (Ya Descansaré Cuando Esté Muerto). Con la toma de "Bumbaxinaz" en ayunas colapsinará los dexinatos de los transtépseros H23 en las sinopsias atrofinas, aficionándole a los adagios, los susurros y a la voz templada. Consulte a su médico si presenta síntomas de embarazo. El CLA (Cerebro Lineal Aburrido) de los pelmazos, el síndrome VE (Vagancia Extrema) de tantos conciudadanos: miles de no enfermedades cuentan con no medicamentos para su no curación. A forrarse toca.