En Suecia ya trasplantan úteros de madres a hijas. Significa que el embarazo podrá llevarse a cabo en la matriz de la abuela. La novedad tiene sus complicaciones. Supone uno que la madre se desprende del útero porque ya no lo quiere, o porque no le hace falta, o porque está en desuso.

-Mamá, cuando no quieras el útero me lo das.

-Sí, cariño.

O bien:

-Hija, yo no voy a usar más el útero. Si quieres te lo paso, aunque quizá necesite unos arreglos.

Viene a ser como pasarse un abrigo, un problema de tallas. De pequeños éramos muy dados al "cuando no quieras esto...". Yo todavía lo practico, aunque con pocos resultados. Un día, al entrar en la mansión de un editor, se lo dije:

-Cuando no la quieras me la das.

El editor sonrió y soltó un "vale". Todavía estoy esperando. Un trasplante de mansión tiene sus dificultades. Se llama "donación en vida" e implica el pago de impuestos. Por eso se hacen pocas donaciones en vida, por eso y porque pierdes interés para el donante. Me lo dijo un viejo en una residencia:

-Al día siguiente de donar la casa a mis hijos, me echaron.

Esta asociación entre casa y útero no sale porque sí. El útero es una habitación viva, como los dormitorios de las películas de terror, cuyas paredes sudan y sangran y a veces se quedan pálidas, como usted o como yo. En El Resplandor había una de estas habitaciones orgánicas. Uno está a favor de las donaciones en vida y de los trasplantes de útero, pero reconoce sus riesgos. No es lo mismo dejar al niño dormir en casa de la abuela que dejarlo hacerse en su útero. El útero es más personal que el hígado, incluso que el corazón. El alquiler de úteros, tratándose de una práctica extraña, resultaba menos inquietante que su traspaso. Planteémoslo de otro modo: si uno pudiera trasplantar el dormitorio principal de la casa de su madre a la propia, ¿lo haría? La respuesta es sí, porque en todas las casas falta una habitación. Quizá entonces lo del útero tampoco sea un disparate. No hay día en el que no tenga uno que resolver un problema de orden moral, además de ganarse la vida honradamente.