Para contrapesar en el tema de los ni-ni que veo por doquier, escribiré sobre casos contrarios que además me son especialmente próximos pues se trata de dos jóvenes profesionales de mi vivienda. Lo de Diana y Carlos demuestra que no todos nuestros jóvenes están mano sobre mano esperando el maná, y que una vez más se cumple el dicho aquel: el que la sigue la consigue. Porque sé que Diana, tras años de formación en Norteamérica y de investigación trabajando en Pamplona, defiende ya la tesis doctoral en Bioquímica sobre algo celular que soy incapaz de recordar. Me lo dijo su madre, orgullosa de la hija, y con una felicidad que se traslucía por su sonrisa, alegría que yo comparto. Como también me congratulé cuando Carlos anunció, tras años de paro, que volvía a tener trabajo; él, que es un geotecna con experiencia, no tiró la toalla y siguió buscando y estudiando hasta titularse ingeniero en obra civil, iniciando incluso la tesis doctoral, y ahora acaba de marchar a Perú contratado por una empresa para hacer los accesos de una explotación minera, con posibilidad de seguir después por Chile en otra obra. Concluyan lo que quieran, pero todo esfuerzo tiene su premio.