Se reanuda hoy el macrojuicio del caso Prestige, con tres de los cuatro imputados sentados en el banquillo de los acusados.

A priori, no se esperan grandes revelaciones y cada vez está más extendida la creencia de que el largo proceso seguido hasta ahora por la catástrofe del Prestige no va a sentar precedentes en el ámbito judicial, ni acarrear la más mínima consecuencia para aquellos que, directa o indirectamente, han tenido que ver con las decisiones adoptadas antes y durante el "paseo errático" del petrolero que derivó en catástrofe ecológica y económica.

La sorpresa saltaría si cualquiera de los testigos citara a personas que, verdaderamente, han tenido algo que decir en las determinaciones o, caso contrario, que los abogados del capitán y el jefe de máquinas, o los de Mare Shipping optaran por ir directamente al grano y se interesaran por lo que cada miembro del Cecop o todos ellos colegiadamente, así como los integrantes del organismo rector o esa especie de "oficina de consulta" en Madrid, propusieron o acordaron llevar a cabo.

Desde Manuel Nogueira a los señores Fernández de Mesa, del Real, Gárate, Alonso, López-Sors, López Veiga, Novoa Sanjurjo, Álvarez Cascos, Aznar López, Rajoy Brey, tendrían algo que decir al respecto. Pero hasta el momento sólo se les ha mencionado al socaire de otros planteamientos ajenos, con la excepción de López-Sors, uno de los cuatro imputados.

Tampoco se ha mencionado nunca al entonces subsecretario de Estado de Fomento, Adolfo Menéndez, quien desde Madrid tuvo siempre en sus manos los hilos de cuanto en la Delegación del Gobierno en Galicia se tejía y destejía y que, unos meses después del accidente del Prestige y cuando la catástrofe todavía se hallaba en su apogeo, vino a decir en una entrevista publicada que "el Gobierno ha hecho lo que era mejor para los intereses generales de Galicia y España".

Habría que preguntarle quién decidió que en el alejamiento del Prestige se había pensado seriamente en la defensa de tales intereses.

Pero no se le preguntará. Ni a él, ni a los demás imputados o testigos. Y el juicio será uno más en los anales de la Justicia española. Ojalá me equivoque.