De un tiempo a esta parte lo más difícil en este país no es reducir el déficit, contentar a Europa, bajar la prima de riesgo, crear empleo. Lo mas difícil es darse de baja en algo. Tu puedes apuntarte a un gimnasio, a una secta, a un club de ganchillo antiestrés o a cualquier deporte que puedas imaginar pero si quieres que las operadores de telefonía, luz, gas y otros servicios esenciales te aclaren un error en una factura o dejen de enviarte propaganda no deseada tendrás que encomendarte al santo de tu devoción o presentar una denuncia en el juzgado. Dicen los de la propia compañía que no pueden darte de baja igual que te dieron de alta, como prevé ya "incluso la ley". Que tienes que llamar a no sé qué otro número de musiquita interminable mientras te roban un tiempo que necesitas para vivir y no para charlar con una máquina o un operador que termina diciéndote que no puede hacer nada, que llames a otro número. ¡Pero si son ustedes los que me tienen que dejar de llamar a horas intempestivas, de enviarme propaganda no solicitada! Yo sólo quiero ¡darme de baja! Si la sociedad funcionase medianamente bastaría poner los hechos en conocimiento de la fiscalía o del juzgado, a lo que animo, y un requerimiento de éstos debiera poner fin de inmediato a esa tortura de los tiempos modernos. La normativa dice que el procedimiento de salir de estas compañías tiene que ser igual de fácil que el de entrar, así que cualquier obstrucción al mismo, por leve que sea, debe ser castigada con dureza e inmediatez por el Estado, que está precisamente para eso. Para garantizar la competencia, la libertad de mercado, la agilidad de las comunicaciones y su organización.

Pasa como con la letra pequeña de los contratos con quienes tienen una posición dominante, que ahora la normativa trata de limitar, pero que sencillamente debiera no existir. Todo contrato que no entre en media cuartilla de letra que pueda leer gente miope de 90 años debiera ser declarado nulo de pleno derecho. Y de momento, permitir la resolución unilateral del consumidor en cualquier momento. Lo demás es abuso de derecho, abuso de posición dominante e inseguridad jurídica.