La vertiginosa caída del número de pasajeros en el aeropuerto de Alvedro en los dos últimos años ha llevado al Consorcio de Turismo de A Coruña, un organismo controlado por el Ayuntamiento, a autorizar la inversión en 2013 de un máximo de cuatro millones de euros procedentes en su mayor parte del erario público coruñés para acuerdos con aerolíneas. Esta cifra es superior al presupuesto total del Consorcio, por lo que se vería obligado llegado el caso a afrontar un modificativo de crédito.

Con esta decisión, A Coruña se convierte en el único municipio gallego que de momento invierte dinero público en estas actividades. Una parte de esos cuatro millones se la embolsará Globalia, que comenzará a volar a Madrid desde Alvedro el próximo 3 de junio, según confirmó la propia concejal de Turismo, María Luisa Cid.

El Consorcio de Turismo de A Coruña, pese a estar integrado por el Ayuntamiento, la Autoridad Portuaria y la Cámara de Comercio, está financiado casi al cien por cien por dinero municipal, ya que las partidas aportadas por los restantes miembros son puramente testimoniales. Para este año cuenta con un presupuesto de 3,7 millones, de los que 3,5 proceden de las arcas municipales coruñesas. Si se llegase a gastar el total de los cuatro millones autorizados para los convenios con las aerolíneas, el Consorcio de Turismo tendría que recurrir a aprobar un modificativo de crédito, un recurso que el PP criticó estando en la oposición y que intentó evitar en la confección de los presupuestos de este año del Consorcio de Turismo, ya que triplicó su aportación inicial a la entidad con tal fin.

El anuncio de la implantación de Globalia en A Coruña se produce en la misma semana en la que el presidente del comité de empresa de AENA en Alvedro, Justo Pérez, advirtió de que, si no se tomaban medidas, el aeropuerto cerraría el año con una ocupación de poco más de 600.000 pasajeros, algo que pondría en peligro su categoría, ya que se acercaría más a la de los que tienen medio millón de turistas, más castigada por los recortes, que a la que ahora ocupa, la del millón de pasajeros.

Sobre los detalles del acuerdo que firmará el Consorcio de Turismo con Globalia, la concejal de Turismo no desveló cifra alguna, aunque sí adelantó que habrá un avión base en Alvedro y que se trasladarán a la ciudad los servicios de tierra, lo que podría crear 80 puestos de trabajo. El director de relaciones institucionales de Globalia, Manuel Panadero, confirmó que Air Europa comenzará a volar desde Alvedro a Madrid el 3 de junio y que los billetes se pondrán a la venta en abril. El Gobierno local había anunciado ya que esta empresa se implantaría en Alvedro y que comenzaría a operar en marzo. Air Europa mantendrá cuatro frecuencias diarias, dos de ida y dos de vuelta, y tiene pendiente aún la decisión sobre cuáles serán las frecuencias más adecuadas para el fin de semana. La concejal de Turismo, María Luisa Cid, cree que Globalia conseguirá mover en los últimos seis meses del año entre 130.000 y 150.000 pasajeros y que esa cifra se incrementará en próximos ejercicios, en los que estima que el tráfico de Air Europa alcanzará los 250.000 pasajeros.

El Concello es el único gallego que destina dinero de sus arcas para promocionar la ciudad a través de las aerolíneas, ya que en Santiago es la Xunta la que se hace cargo del convenio con Ryanair, que finaliza en diciembre, y en Vigo no hay ayudas para este fin. Desde que la Xunta anunció el fin de las subvenciones a las aerolíneas -salvo para Ryanair en Lavacolla-, el conselleiro de Medio Ambiente, Agustín Hernández, ha defendido hasta ahora esta decisión con el argumento de que la política de ayudas fracasó porque no contribuyó a aumentar el número de pasajeros.

Es evidente que la medida adoptada por el Ayuntamiento pretende evitar el colapso del aeropuerto coruñés, pero la fórmula por la que se apuesta para frenar el desplome de Alvedro es arriesgada. Por un lado, no deja de ser pan para hoy y hambre para mañana, ya que la política de mantenimiento de vuelos a base de subvenciones se convierte en un permanente chantaje por parte de las compañías aéreas, que se marcharán tan pronto se les deje de financiar. Los millones invertidos así caerán en saco roto, sin que sirvan para garantizar el futuro del aeropuerto coruñés.

Pero puede propiciar algo aún más nocivo para la viabilidad de Alvedro, al abrir la puerta para que la Xunta siga subvencionando las operaciones de Ryanair en Lavacolla, que es desde 2005 la principal razón del estrangulamiento de las posibilidades de justa competencia por el tráfico aéreo desde A Coruña.

El trato de favor que la Xunta, tanto la del bipartito como la del PP, ha deparado durante casi una década a Lavacolla para que Ryanair consolidase en Santiago su base gallega de vuelos low cost, que acapara el tráfico en la comunidad, ha supuesto, en un movimiento de dominó, el declive de Alvedro.

La mayor esperanza para Alvedro residía precisamente en el fin de las subvenciones a Ryanair anunciado por la Xunta para finales de este año, con lo que el aeropuerto coruñés podría aspirar por fin a una competencia leal. Pero Feijóo acaba de dar un sorprendente viraje en su posición de no subvencionar vuelos y defiende ahora que se haga en determinados casos, lo que hace temer que Ryanair pueda renovar las ayudas del Gobierno gallego.

Sin una política aeroportuaria gallega que fije unas reglas del juego iguales para todos, Lavacolla aumentará cada vez más su hegemonía y abocará a Alvedro a convertirse en un aeropuerto de segunda categoría. Alvedro precisa un plan que implique a Gobierno, Xunta, Ayuntamiento y empresarios que garantice su futuro en igualdad de condiciones. No es de recibo que su viabilidad dependa exclusivamente del erario público coruñés, mientras que el aeropuerto compostelano despega con cargo a los impuestos de los demás gallegos, entre ellos los coruñeses.