El ojo humano es un órgano perfecto, complejo y muy especializado, cuya anatomía y fisiología nos permite ver objetos a diferentes distancias, tener sensación de profundidad, reconocer los colores, etc. Estas actividades se realizan sincronizadamente, modificando la forma y el tamaño de la pupila, variando la curvatura del cristalino, etc.

Todas las estructuras oculares han de encontrarse en buen estado y, aunque son muy resistentes, varios problemas les afectan y generan patologías como:

-Cataratas, causadas por la degeneración del cristalino que pierde su transparencia con los años. Esta pérdida provoca inicialmente visión borrosa y, si no se trata, la pérdida total de la visión en un tiempo variable. También se presentan en niños de manera congénita, siendo un caso diferente, pues surgen en el momento del nacimiento.

Podemos prevenirlas incluyendo en nuestra dieta vitaminas A, C y - (antioxidantes muy potentes) que encontraremos en hortalizas y frutas. Se recomienda controlar las enfermedades que incrementan el riesgo de padecerlas, dejar de fumar y usar de gafas de sol homologadas que reduzcan la cantidad de luz ultravioleta que llega a nuestros ojos.

-Ceguera nocturna, que provoca dificultades para ver en la oscuridad. Puede venir asociada a fotofobia, y su combinación en conducción nocturna se transforma en un verdadero suplicio para quienes la padecen. Podemos prevenirla consumiendo alimentos ricos en vitamina A.

-Conjuntivitis, inflamación de la conjuntiva debido a diferentes factores (alérgenos, gérmenes, etc.), que casi todos hemos padecido alguna vez. Una alimentación con baja concentración de vitaminas A y B provoca sequedad conjuntival y favorece su aparición o la agrava.

-Degeneración macular asociada a la edad, principal causa de pérdida de visión en las personas de edad avanzada con una alta prevalencia en nuestra sociedad. No causa ceguera total porque se mantiene la visión periférica, lo que permite al enfermo manejarse en la vida normal por sí mismo (comer, pasear, vestirse, etc.). Puede afectar a uno solo de los ojos (manteniendo una visión normal el otro) o a ambos.

Los síntomas no están claros: visión borrosa, líneas onduladas, objetos que parecen torcidos y les cuesta leer el periódico o reconocer la cara de las personas que ven de frente. El tratamiento se dirige a prolongar la visión del paciente; de momento no hay nada que lo elimine completamente. En la variante seca se ha demostrado que los suplementos de altas dosis de vitaminas C y E, minerales como el zinc y betacarotenos disminuyen el riesgo de progresión en etapas intermedias de la enfermedad. Constituye un tratamiento preventivo, pero no paliativo para esta patología.

-Ojo seco, que va desde simples molestias hasta disminución de la agudeza visual y dolor fuerte que resulta muy incómodo para quienes lo padecen. Una causa puede ser el consumo de ciertos medicamentos (antidepresivos, antihistamínicos, antihipertensivos, etc.). También la edad es un factor de riesgo, pues los cambios anatómicos y fisiológicos del párpado pueden generar este problema.

-Orzuelos, resultado de la obstrucción, inflamación aguda y posterior sobreinfección de las glándulas del párpado (de Zeiss y Moll), que provoca la formación de un orzuelo externo que drenará hacia el exterior del párpado. La sobreinfección suele ser provocada por la bacteria Staphilococus aureus, presente en nuestra piel y mucosas y que aprovecha la menor oportunidad para multiplicarse exponencialmente. Algunos autores consideran que su aparición se relaciona con una bajada de defensas del organismo por diferentes motivos (ansiedad, dieta inadecuada, estrés, etc.) Cuando las defensas se reducen aumenta la predisposición del organismo a contraer infecciones y, entre otras, aparecen los orzuelos.

Se recomienda mantener una limpieza escrupulosa de las manos antes de contactar con el ojo, pues son un foco infeccioso directo. Cuidado especial si usas lentes de contacto y mucha higiene con ellas y con tus manos. Acude a tu óptica para que te asesoren.

-Pérdida de la agudeza visual, que tiene un signo muy claro en la aparición de visión borrosa y otras sensaciones como la dificultad para reconocer las caras o problemas en la conducción. Un consumo bajo de antioxidantes por seguir una dieta pobre en frutas, verduras, frutos secos, etc. puede contribuir a su padecimiento.

Como primer paso, recomendamos acudir a un óptico-optometrista que podrá detectar cualquier problema ocular y, en función de su gravedad, indicar la urgencia en acudir a un oftalmólogo para tratarlo adecuadamente.

A nivel preventivo, y aunque no "tengas nada" o te parezca que no lo necesitas, es imprescindible realizar las visitas periódicas recomendadas al óptico o al oftalmólogo para mantener nuestra salud. Sigue las pautas que te hayan prescrito y acude a tus citas o pídela ya. Tus ojos te lo agradecerán.