Atenor de las informaciones periodísticas, la sanidad gallega vive un estado de efervescencia. A las irregularidades registradas en la gestión de bajas del Sergas y el contencioso instalado por la jefatura de Cirugía general y aparato digestivo del CHUS, se une la grave denuncia formulada por el presidente de la Sociedad de Pediatría de Galicia. "Sanidad retrasa la vacuna de la varicela por ahorrar". Tan llamativos hechos demuestran cómo el estado de las autonomías no ofrece la imagen prometida de que la descentralización de la sanidad procuraría servicios eficientes y menos onerosos. Evidentemente, no se han sabido utilizar las competencias, ni sus posibilidades de maniobra. Cada autonomía se ha convertido en un coto cerrado, cada uno va a su bola; las prestaciones difieren y conseguir la asistencia fuera de la comunidad propia resulta laboriosa y en algunas imposible. Lo que sí se aplica de modo implacable son los impuestos paliativos que sufraga el enfermo. En la atención primaria se ha impuesto la prisa, uno de los handicaps para el ejercicio clínico. Marañón decía que la silla era el aparato que más hizo avanzar la medicina. La atención primaria es una de las actividades médicas que posee una concepción global y humanitaria de la salud. Es aquí, en la atención primaria, donde emerge la figura del médico de cabecera, benemérito profesional, que genera la confianza en el enfermo y alienta su fe en la curación. Por eso resulta indispensable que el médico disponga de los instrumentos necesarios y de un calendario de consultas generoso, para que pueda formarse del enfermo un concepto social operativo y que su capacidad de persuasión y su poder traumatúrgico expresen su buen cimentado prestigio. Se dice que "enfermo es el que va al médico", pero que la impaciencia no lleve a la automedicación; los medicamentos pueden perjudicar la salud.

La Coruña cuenta con una excelente red hospitalaria atendida por excelentes y abnegados profesionales. En la Universidad funciona con éxito la facultad de Ciencias de la Salud, a la espera del último ciclo de Medicina, que impiden el señor Feijóo y la inacción del alcalde. En el ramo de centros de salud, el déficit se acusa en los barrios periféricos.