Decía Salvador de Madariaga: "Cuando los socialistas se ponen a mandar, lo primero que se les ocurre es prohibir". Lo ha confirmado Pedro Sánchez, pupilo de José Blanco que, apenas se acercó a los mandos del PSOE, prohibió a sus europarlamentarios votar a Junckers, tal y como se había pactado por escrito. Debe moderar sus ímpetus, el joven Sánchez, porque disparates como el referido crean desconfianza y hacen de la política una caricatura de sí misma. Para este acné juvenil el mejor antídoto es no comprometerse en asuntos revisables, hacer acopio de prudencia, y considerar que lo urgente espera. En el ámbito coruñés, la sombra de José Blanco sigue proyectándose y ha obligado al líder provincial Francisco Caamaño, exministro de Justicia, tras haber pedaleado Galicia para ser referente del socialismo regional, a seguir en el mismo punto de arranque. Caamaño y Blanco formaron parte del gobierno de Zapatero, de enorme capacidad negativa, y son maestros en esparcir sospechas sobre el paisaje y el paisanaje, condición que les impide unir los hechos y la razón. Blanco, como titular de Fomento, fue elevado a los altares gallegos por los políticos de turno y por el periodismo orgánico. "La Coruña -afirmó- tiene servicios propios de una ciudad escandinava". Seguramente lo dijo en alguna fiesta vikinga de Catoira. Como se observa, el olvido de Fomento está a la vista: el puente del Pasaje, atascado, la Avda. de Alfonso Molina sigue angosta, la carretera a Santiago por Vilaboa es un martirio, y el ferrocarril al puerto exterior ni es un proyecto. El exalcalde Vázquez decía que la dirigencia del gremio socialista estaba llena de okupas. Aquí el cuento puede aplicarse al Ayuntamiento. Vázquez, hábilmente, se ha escurrido de los que alfombraron su carrera política. Hoy no sabemos si es un socialista popular o el popular más socialista de España. O sea, nada.

Otrosidigo

En el éxtasis de sus serventías, el entonces alcalde Losada recibió oficialmente en el Palacio Municipal a la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, que tanto distinguía con piropos a nuestra ciudad. A José Blanco, el Sr. Losada pretendió organizarle un homenaje popular. Lo comparaba con Linares Rivas. La visión política de los últimos alcaldes coruñeses no tenía ojos de lince, los tenía en blanco.